VERACRUZ — Un periodista del estado mexicano de Veracruz se encontraba grave de salud tras ser baleado frente a su casa el miércoles en la madrugada en una región azotada por la violencia del narcotráfico. El hecho se suma a una serie de ataque a reporteros en un país que es considerado uno de los lugares más peligrosos para la práctica del periodismo.
Ana Laura Pérez, presidenta de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, dijo que una bala perforó un pulmón de Armando Arrieta Granados, que trabajaba como editor de noticias para el periódico La Opinión de Poza Rica.
Es el segundo ataque contra un profesional de la información en México en dos días. Un guardaespaldas de un periodista amenazado fue asesinado a tiros el martes en la ciudad turística de San José del Cabo, Baja California.
El periodista Julio Omar Gómez resultó ileso en ese ataque en su casa. Pero su guardaespaldas sí fue baleado cuando intentó repeler la agresión.
Gómez solía dirigir un sitio noticioso en internet, y en la actualidad labora para el departamento de prensa de la ciudad. Aparentemente había sido blanco de dos ataques previos en su vivienda, y el gobierno le proporcionó guardaespaldas con el fin de que lo protegieran.
El tiroteo del miércoles es el quinto ataque a periodistas este mes en el país; los tres anteriores fueron letales.
Miroslava Breach, reportera del periódico La Jornada, fue baleada de muerte el 23 de marzo afuera de su casa en la ciudad norteña de Chihuahua.
El columnista Ricardo Monlui fue asesinado el 19 de marzo en otra parte de Veracruz. El 2 de marzo, Cecilio Pineda Brito, un periodista independiente, fue muerto en el estado sureño de Guerrero.
Sara Irene Herrerías, subprocuradora general para los derechos humanos, dijo que las autoridades federales están muy molestas con lo que está pasando.
En declaraciones el martes tras el ataque a Gómez, pero antes de que Arrieta Granados fuera baleado, Herrerías dijo que «el grado de violencia es algo que nos preocupa y sé que el gran componente es dar una respuesta, que no haya impunidad«.
Hasta ahora no hay evidencia de que los diversos ataques estén vinculados entre sí.