En el partido de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) -Morena- con sede en Puebla ya duermen con la calculadora para sumar y sumar los apoyos ciudadanos, y de otros partidos, que día a día se adhieren a la causa del peje.

Y, créanme, no son pocos.

En Morena ya hay priistas, panistas, perredistas, petistas y un ramillete de grupos ciudadanos que están dispuestos a convertirse en soldados lopezobradoristas.

Es por ello que la orden de AMLO no es otra que abrir de par en par las puertas de Morena para que todo aquel que quiera formar parte de su estructura se suba al tren que, asegura, lo llevará directo a la presidencia.

Ante tal escenario se entiende perfectamente el actuar del senador Luis Miguel Barbos Huerta y su decisión de sumarse a la bancada petista en el Senado de la República.

Bien dice el periodista Jorge Rodríguez, “Barbosa no da paso sin huarache”.

Y así es, porque así como el diputado federal de Morena, Rodrigo Abdala Dartigues, y el presidente municipal de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa Torres, también Barbosa tiene sus apegos con el peje.

Así que todavía nadie descarte al ex perredista como un serio aspirante a la candidatura al gobierno del estado -en 2018- por Morena.

Me queda claro que de entre Abdala, José Juan y Barbosa saldrá el trio pejista que buscará la gubernatura del estado, la presidencia municipal de Puebla y la formula al Senado.

A Fernando Manzanilla Prieto, cuñado de Rafael Moreno Valle Rosas (RMV), ex gobernador del estado, aún no lo veo como un candidato por Morena.

Tal vez si Abdala, el más inexperto del trio antes señalado, políticamente hablando, cediera su posición entonces es como me parece que Manzanilla podría aspirar a algo.

Sin embargo, dudo mucho que el legislador federal desee desperdiciar la oportunidad de su vida política, sobre todo cuando las posibilidades de que AMLO llegue a los pinos son muy altas.

Eso sí, el resultado de la elección del Estado de México podría obligar a Andrés Manuel a hacer ajustes en su tablero de ajedrez político en Puebla.

De perder Delfina Gómez Álvarez, la candidata de Morena, estaría comprobado que el partido de AMLO necesita de políticos y candidatos con más experiencia y colmillo, con más recorrido político y arrastre entre la gente para ganar.

Empero, si gana entonces no habría mucho que analizar en Puebla para designar al próximo candidato al gobierno.

Y la orden explicita de López Obrador es que se respeten y apoyen con todo las candidaturas avaladas al seno de Morena.

Así que sea Barbosa, José Juan Espinosa o Abdala el candidato protagonista, el resto se van a sumar a su causa sin problema.

Porque cargos públicos y tiempo para extender el posible reinado político de Morena hay suficiente.

Me aseguran incluso que tanto a Javier López Zavala como a Alejandro Armenta Mier, priistas poblanos consumados, sí los tiene en la mira Morena para sumarlos a su estructura y posiblemente a sus candidaturas.

Así que no dude ni tantito que otros “priistas de élite” en Puebla ya estén apuntados en la lista de nuevos militantes y simpatizantes del peje.

Y no creo que al delegado del IMSS en Puebla, Enrique Doger Guerrero, le disguste la idea de ser candidato pluri en Morena si en el PRI lo dejan fuera de la disputa por la candidatura a Casa Puebla.

El panorama luce alentador para Morena, contrario a lo que se ve en el PRI y el PAN de Puebla.

Ya lo dije y lo sostengo: se cuece una revuelta y una megacoalición como la que RMV, ex gobernador de Puebla, armó en 2010 para ganar la gubernatura.

Y cosa curiosa, en ambos momentos podría ser el mismo Moreno Valle quien logre coincidencias entre los partidos en Puebla.

En 2010 para ayudarlo a ganar la gubernatura y en 2018 para evitar que sus intereses permanezcan en Casa Puebla.

 

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