Ante los elevados precios del pescado, de 140 pesos en promedio el filete; de mariscos como los camarones, que alcanzan hasta los 224 pesos el kilo de coctelero, y hasta del pollo, cuya pechuga se cotiza en estos días en 70 pesos el kilo, muchas amas de casa voltean la vista hacia platillos tradicionales de Cuaresma, económicos y rendidores.

Un recorrido por la Central de Abastos de Pachuca permitió conocer que aunque estos platillos no suelen ser del gusto de los más pequeños, se les ofrecen “y si tienen hambre se lo comen”, o se sirven a ellos sustitutos como salchichas, jamón, surimi u otros productos que suelen consumir cotidianamente.

Somos ocho en mi casa, con mi suegra y mi cuñada, así que pensar en camarones está difícil, están re’caros. Por eso llevo medio kilo de charales, de 12 pesos, que preparo en salsa verde con papitas y nopales, y me alcanzan hasta para dos días”, afirmó la señora Cecilia Gómez Escudero, de la colonia El Lobo.

Con tres hijos pequeños, Rosa María Hernández adquiere medio kilogramo de surimi –carme de cangrejo-, el que ayer preparó con papitas, zanahorias, chícharos, apio y un poco de mayonesa. “Se comen muy bien el surimi, que me costó 32 pesos el medio, y que les sirvo con galletas saladas”, confió.

La Semana Santa ofrece a personas como Josefina López Andrade, adulta mayor y vecina de la colonia Tulipanes, la oportunidad de disfrutar de platillos “de antes”, como las tortitas de flor de garambullo que preparó ayer en salsa de jitomate, además de un caldo de zetas con menudencias de pollo, para lo que estimó un gasto de no más de 120 pesos.

Con una familia grande, de siete hijos, nueras, yernos y 19 nietos, Rosalía Pancracio López planeó el menú para toda la Semana Santa, con anticipación, como se hacía antes, para “ofrecer un taco” a quienes la visiten.

Tamales de charales, de rajas con queso y de frijoles; también tortitas de polvo de camarón en salsa pasilla con nopales; tortitas de charales en salsa verde; huevos en salsa de pasilla, gorditas rellenas de requesón y de frijoles, sardinas capeadas en salsa verde, tortitas con atún y ensalada de lechuga, chiles rellenos y huahuzontles capeados, además de habas con nopales en salsa verde, arroz y espagueti para los más chicos”.

En total calcula Rosalía haberse gastado unos 800 pesos. “Tengo todo refrigerado, para sacar y calentar, porque cuando yo era niña no se cocinaba en toda la semana, y ahorita vine por naranjas, plátanos y una piña o melones, pues la fruta se acaba pronto”.

Para Janeth González hay que comer pescado “por lo menos el viernes santo”, así que adquirió tres kilos de mojarra tilapia, en 59 pesos el kilo, “porque están grandecitas las piezas, me dieron como tres por kilo”, y se dirigió a la zona de frutas y verduras para comprar la col –repollo-, en 7 pesos una pieza grande; un kilo de limones, en 26 pesos; dos kilos de jitomate en 13 pesos y dos kilos de cebolla, en 9 pesos. “Es que este pescado tiene que servirse con ensalada de repollo”.

En los pasillos del centro de abastos se multiplica la oferta, en estos días, de “sardinas” con habas verdes, en 12 pesos; los manojos de cilantro con romero y pápaloquelite, en 10 pesos; la bolsa con unos 200 gramos de gualumbos, en 10 pesos; las bolsitas con nopales frescos y pequeños, en 10 pesos, además de productos como minúsculos bolillos y piezas de pan dulce de la Huasteca, en bolsas de 20 pesos con cinco piezas de dulce o diez bolillos; los quesos “de aro”, en 25 pesos, los “molotes” de requesón en hoja de elote, en 10 pesos, entre muchas hojas y pétalos comestibles más.