El sábado realmente fue «de gloria» para la sociedad mexicana en su conjunto; para aquellos a quienes nos indigna que la clase política actúe bajo el manto de la impunidad.
La detención de Javier Duarte ha originado un efecto de justicia social. Se trata de quien hoy se ha convertido en el icono de la corrupción, pero definitivamente refleja la esencia de la clase gobernante, quien al amparo del poder es sinónimo de delincuencia, teniendo de inicio,  acceso a los recursos públicos para mal utilizarlos.
Es lamentable que vivamos en una sociedad donde los políticos honestos se cuentan con los dedos de las manos.
Si bien su detención ha causado un revuelo impresionante a través de la prensa nacional, internacional y redes sociales, también muchas dudas surgen en torno la misma.
En una charla que sostuve con quien a mi parecer es el mejor analista político de Puebla, coincidimos que el simple hecho de que la aprehensión del ex gobernador de Veracruz ocurrida la noche del sábado en Guatemala, se haya originado en pleno proceso electoral que se vive en tres entidades del país, propicia un sinnúmero de teorías conspiradoras.
Es importante comprender que aquellos quienes estuvieron detrás de la detención de Duarte de Ochoa son los mismos que lo dejaron escapar una vez que solicitó licencia al cargo, después de la última entrevista que concedió al comunicador Carlos Loret de Mola de Televisa.
A través de un helicóptero dejó el estado jarocho primero y el país después, con la complicidad de sus colaboradores y todo el aparato del estado.
Su detención ocurre cuando la imagen del partido gobernante, el PRI, sufre un desgaste difícil de resarcir. Como he escrito semanas atrás, la elección en el Estado de México es crucial para definir el destino del priismo de cara al 2018. Tenían que buscar la forma de ganar legitimidad y esa forma la quisieron encontrar en el aseguramiento y encarcelamiento del político más buscado del país (que no el único) por malversación de fondos, lavado de dinero, vínculos con la delincuencia organizada y hasta posible homicidio de periodistas y mucha más gente en el estado veracruzano.
En medio de estas elecciones donde Nayarit lo tiene perdido el partido tricolor debido a la detención en Estados Unidos del fiscal de esta entidad mexicana, involucrado en el tráfico de drogas y la cerrada campaña en el Edomex, la captura de Duarte puede resultarles, en una de esas, contraproducente.
Se habla de una negociación y sobran razones para considerarlo, tomando en cuenta que nadie más de la familia Duarte de Ochoa, ni siquiera la propia Karime Macías,  ex primera dama y ahora famosa por el «merezco abundancia», está siendo procesada, a pesar de las pruebas por complicidad.
Sin embargo, la sociedad hoy más que nunca se pregunta… ¿y los demás Duarte? ¿los demás políticos que terminan saqueando las arcas de los estados y municipios, para cuándo?
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Agradezco profundamente a la comunidad de la Universidad del Valle de Puebla por su anfitrionia y sus amables atenciones, luego que ayer fui invitado para ofrecer una charla a quienes hoy se forman en la apasionante profesión de la comunicación. Me queda claro que las nuevas generaciones de comunicólogos enfrentan difíciles desafíos ante un mundo cambiante y donde la información corre a la velocidad de la «viralidad» que han propiciado las redes sociales, por lo que debemos estar cada vez mejor adaptados a los nuevos estilos de comunicar de manera integral a la sociedad, una sociedad más informada y cada vez más crítica del papel que desempeñamos.
Gracias por haber hecho de esta charla toda una experiencia.
@AlbertoRuedaE