Distintos pueblos indígenas de Hidalgo se oponen a la construcción del gasoducto Tuxpan Tula que lleva a cabo la empresa TransCanada, ya sea porque les causa temor que los ductos que transportarán gas pase debajo de sus construcciones, porque afectan espacios donde se desarrollan actividades ceremoniales o porque   sienten la amenaza de despojo de sus tierras y  daño a los ecosistemas de sus localidades indígenas.

El viernes la comunidad indígena de Santa Mónica, del municipio de Tenango de Doria, pidió freno a la construcción del gasoducto que parte de Tuxpan a Tula, cuyo proyecto emprende la citada empresa. Los habitantes de dicha localidad aseguran que el proyecto afectaría al medio ambiente y a la población que habita en esas regiones por la cercanía de la construcción con sus viviendas.

La delegación de la comunidad ñuhu de Santa Mónica, el Comité de Defensa del Territorio ante el Gasoducto y Xhimhai, derechos humanos para la sierra Otomí-Tepehua pidieron la intervención del alcalde Aldo Molina Santos para detener el proyecto de la empresa TransCanada a través de su filial transportadora de gas natural de la Huasteca.

En cuestión ambiental  aducen que  el impacto afectaría mantos acuíferos, caudales altos de las cuencas de los ríos Pantepec y Cazonas, así como flora y fauna de la región, con afectación de zonas y  tierras de cultivo.

Ese tipo de obras forman parte de lo que se denomina desarrollo, porque según la firma extranjera “México contribuirá de manera muy importante a alcanzar la visión de TransCanada de convertirnos en una de las compañías líderes en infraestructura energética en América del Norte. Para alcanzar esta visión, nos esforzamos en sacar el mayor provecho a nuestro portafolio de los proyectos que actualmente tenemos y continuar desarrollando un portafolio de oportunidades de alta calidad para el crecimiento futuro”.

Considera que el desarrollo de la infraestructura energética en México es fundamental para la economía del país y “TransCanada se enorgullece de ser uno de los participantes más importantes en este proceso”.

Señala que su proyecto contribuirá a  alcanzar las aspiraciones de México de reducir el costo de producción de la electricidad al proveer acceso al gas natural para plantas de generación de energía eléctrica y de esta forma promover el uso de una fuente de energía más segura, amigable para el medio ambiente y más económica. Esto también ayudará a reducir el costo de la electricidad que cobra la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a los hogares mexicanos.

Aunque reconoce la afectación que ocasionará en materia de sitios ceremoniales a las comunidades por donde se correrá el gasoducto con una extensión de 290 kilómetros a lo largo de Veracruz, Puebla e Hidalgo, TransCanada  se enorgullece de contar actualmente con más de 90 mil kilómetros conectándose virtualmente con todas las cuencas de gas más importantes en América del Norte, lo que le permite transporta aproximadamente el 25 por ciento del gas natural que se consume en América del Norte.

La terminación del gasoducto Tuxpan Tula implica la invasión de tierras de diferentes usos, entre algunos de cultivo, con la consecuente afectación directa de la economía de los pueblos indígenas que se valen de la agricultura de autoconsumo para  su alimentación, o porque según reportes según reportes periodísticos al construir el gasoducto el impacto de la obra impactará 225 localidades de los  municipios de Atitalaquia, Tulancingo, Epazoyucan, Atotonilco de Tula, Metepec, Singuilucan, Tolcayuca, Tula, Zempoala, Zapotlán, Tlaxcoapan, Acatlán, Santiago Tulantepec, Villa de Tezontepec, Acaxochitlán y Tenango, donde se encuentran 78 pueblos indígenas, lugares sagrados y santuarios de origen otomí y hñahñu.

 

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