Londres. En público, Gran Bretaña y la Unión Europea dicen querer un divorcio amistoso. El rencor asoma tras las bambalinas.
La primera ministra Theresa May dijo el martes que el Brexit “no será fácil” después que altos funcionarios de la UE acusaron a Londres de subestimar la complejidad de la tarea que les aguarda.
“El reloj está en marcha, es hora de ser realistas”, tuiteó el coordinador del Brexit en el Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt.
Las negociaciones del divorcio están previstas para comenzar después de las elecciones británicas del 8 de junio. Mientras tanto, crecen las pruebas de que las expectativas de ambas partes son diametralmente opuestas.
La semana pasada, May recibió al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en una cena de trabajo que ambos calificaron de “constructiva”.
Pero según el diario alemán Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung, Juncker dijo al salir de la reunión que se sentía “10 veces más escéptico que antes”.
