Es más que evidente la forma en que las plataformas digitales de streaming de diferentes contenidos ha venido a abrir una gran puerta a la industria cinematográfica en todo el mundo, logrando no solo “proyectar” películas que posiblemente nunca se estrenarían en varios países sino que también se han abierto a producir cintas para sus plataformas.

Ante lo anteriormente mencionado, es Netflix una plataforma de renta de películas por correo que evolucionó al modelo de streaming por Internet, la cual ha sorprendido gratamente con un amplio catálogo de producciones propias, no solo en cuanto a seriales, sino a también a películas tanto de ficción como documentales.

Incluso, cintas producidas por esta exitosa compañía estadounidense, han logrado colarse en importantes premiaciones internacionales de cine, incluyendo los aclamados premios Oscar.

Previo al tan esperado Festival de Cannes, el pasado 10 de mayo, los organizadores del festival emitieron el siguiente comunicado:

Todo filme que desee entrar en la ‘competencia’ tendrá que tener comprometida su distribiución en salas francesas. La medida entrará en vigor a partir de la edición de 2018”.

Este como respuesta a la fallida negociación del Festival con Netflix para que la plataforma de Internet proyectara las cintas que ha inscrito a competencia oficial en cines franceses (y de varias partes del mundo), y que no fueran exclusivas para suscriptores: “Okja” de Bong Joon-Ho y “The Meyerowitz Stories” de Noah Baumbach.

Ante esta nueva regla para la inscripción de películas en competencia, el CEO de Netflix se limitó a hacer una corta declaración en Facebook diciendo:

“El sistema cierra fila contra nosotros”.

Estamos ante un caso excepcional, ya que en el caso de Amazon y sus estrenos en plataformas digitales que buscan estrenar en cines previamente sus cintas, Netflix se cierra a su concepto de negocio que le significa sus ganancias a través de la suscripción mensual.

Asimismo, como es el caso de un festival de cine, Cannes busca su beneficio propio para obtener ganancias de las proyecciones de las cintas en competencia, lo cual desemboca en este conflicto, que más por interés de proyección, tiene que ver con la cuestión monetaria de ambas partes donde mientras uno quiere ganar a la proyección, el otro le es fiel a su concepto de exclusividad por suscripción.

Esta es sin duda una interesante batalla entre el cine “tradicional” y las nuevas plataformas, donde pone en tela de juicio dentro de la industria hasta qué punto un festival tan importante como el de Cannes debe ser flexible en pro de las obras de los directores y su proyección, aún sin exhibirse en salas.

¿Qué deberá pasar en este caso? ¿Un nuevo medio de proyección y distribución debería ser discriminado por no exhibir en salas su contenido, o deberá ser flexible para estos casos excepcionales como lo es un festival de cine? ¿O deberá Cannes ser más bien el que se muestre flexible en todo caso en pro de los nuevos medios de distribución?

¡Sigamos la conversación en Twitter! @AlbertoMoolina