Lo único que nos faltaba en Puebla.
Un presidente municipal que llora y que acusa a todo mundo de lo que a él le corresponde resolver pero que no hace por su propia incapacidad.
Bendito municipio de San Martín Texmelucan, en manos de quién fuiste a quedar.
Porque ni el edil Rafael Núñez Ramírez merece ser presidente de aquella región, ni Manuel Valencia Martínez el cacique del comercio informal de la misma demarcación.
Pobres texmeluquenses, están lucidos con su gente.
Ahora, además de la inseguridad, del peligroso fenómeno del huachicol y de los vaivenes político-electorales que se viven día a día en Texmelucan, también tiene que tolerar los ridículos de su edil.
Y más aún, los abusos de un lidercillo que parece ser el verdadero dueño de la región.
Ayer, Rafael Núñez soltó en llanto durante una entrevista radiofónica que ofreció en su municipio y en la que habló del conflicto con Manuel Valencia, quien, por cierto, no había querido liberar la sede del Ayuntamiento de San Martín pero por fin ya lo hizo.
El caso es que en aquel encuentro, el edil despotricó en contra de quien pudo.
Acusó a las autoridades de gobierno, en particular a la subsecretaría, por haber mediado mal y con parcialidad, a Manuel Valencia por abusivo y de paso se dijo casi, casi listo para ser crucificado defendiendo a San Martín.
Acusó a Manuel Valencia de extorsión por millón y medio de pesos, y sugirió que acudiría a las instancias federales para poder destrabar el conflicto y poder recuperar sus oficinas porque todos en gobernación son unos buenos para nada.
Empero, el edil no se ha dado cuenta de algo muy grave.
Y es que mostró que su fortaleza como autoridad es muy enclenque.
Tanto que a partir de mañana cualquier hijo de vecino, grupo u organización va a querer tomarle el ayuntamiento para hacer su santa voluntad.
Lo que debería hacer Rafael Núñez es dejar de hacerla de mártir, pensar y esforzarse en desempeñar su cargo de presidente municipal como debe.
De lo contrario, entonces mejor que no estorbe, que deje el gobierno y que ceda las riendas de la administración que encabeza a quien sí pueda negociar, pactar y garantizar la gobernabilidad en la región.
Porque ni siquiera el malogrado ex edil Noé Peñaloza tuvo tantos problemas y omisiones como Rafael Núñez a la hora de gobernar San Martin Texmelucan.
Es el colmó que existan presidentes municipales como Rafael Núñez, quienes pretenden resolver la ingobernabilidad de sus municipios llorando y mostrándose como supuestas víctimas.
Es inaudito que nuestros gobernantes nos quieran ver la oreja e intenten ablandarnos el corazón sustituyendo su responsabilidad, por la que cobran cientos de miles de pesos, por un momento de llanto.
Y aunque al edil le dio resultado su actuación porque, insisto, ya le regresaron sus oficinas, es una pena y una desfachatez que sólo así haya podido destrabar el entuerto que tenía en su gobierno.
Imagino como estará muerto de risa Manuel Valencia a estas alturas.
Ya sólo faltó que a Rafael Núñez le diera el vahído.
¿Pero que habrán hecho los texmeluquenses para merecer un presidente así?
A ver si a los texmeluquenses no le sale más caro el caldo que las albóndigas.
Porque Manuel Valencia, créame, no está muy contento con el acuerdo pactado.
Por lo pronto ya le demostró más fuerza a Rafael Núñez en la pelea por el control del tianguis de Texmelucan y toda la zona.
Por cierto, en gobernación tampoco gustaron las acusaciones del edil.
Es más, se dice que en San Martín aún no termina la cosa.
Que habrá más adelante novedades.
Habrá que estar pendientes.
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