Tanto el gobernador del estado, Tony Gali, como el presidente municipal de Puebla, Luis Banck Serrato, están obligados a actuar con mano dura en contra de la delincuencia.
La crítica situación -local y nacional- sobre inseguridad así lo amerita.
Ya no hay tiempo de armar y probar nuevas estrategias para tratar de contrarrestar el crimen organizado; ya es momento de actuar.
Y de actuar, insisto, con mano firme.
Porque la delincuencia, en sus distintas expresiones, está desatadas.
Y tampoco es un fenómeno local, ni privativo de Puebla, como muchos lo quieren hacer ver.
El problema de la inseguridad está en todo el país.
Parece incluso que las cosas están peor que cuando el ex presidente de México Felipe Calderón Hinojosa le declaró la guerra al narcotráfico.
Hoy los ciudadanos, las autoridades y los protagonistas de los distintos sectores de la sociedad deben sumar fuerzas para poder responder a la delincuencia.
Y no con violencia como últimamente ha sucedido sino con inteligencia.
La organización de la sociedad en general es la clave para poder atacar el corazón de las bandas dedicadas a delinquir.
Hay que prevenir, cuidarse más y organizarse.
Empero, los responsables de liderar esa formación son Tony Gali, Luis Banck y, desde luego, los encargados de la seguridad de los poblanos, los secretarios Manuel Alonso García y Jesús Morales Rodríguez.
Ya es hora de hacer lo que hizo Calderón en su momento.
Hay que dar un fuerte golpe a la delincuencia para que se sepa que en Puebla la gente está organizada y se cuida.
Porque si las estrategias de inteligencia, junto con la escases de elementos de seguridad en Puebla capital y el resto del estado, no funcionan entonces es momento de tomar medidas más duras.
Medidas que tienen que ver con sanciones más fuertes a quien viole, asesine, robe y/o agreda a otra persona con saña.
No es, insisto, con linchamientos, golpes y más violencia sino con penas más severas.
La pelota está en la cancha de los poderes Ejecutivo y Legislativo para lograrlo.
Aquí es, además, cuando los aspirantes a los uno y mil cargos públicos que se sortearan en 2018 deben salir a proponer acciones, medidas, leyes y alternativas para poder garantizar la seguridad de los poblanos.
Es lamentable que en Puebla capital siga habiendo asaltos al transporte público, robos de autos, de autopartes, a transeúntes, así como a cuentahabientes.
Si es necesario entonces que se exija, por el momento, al gobierno federal la presencia de más soldados y marinos en tanto se organizan operaciones para responder a la delincuencia.
No es criticando, linchando, enjuiciando, acusando, señalando, martirizando o especulando con respecto a asesinatos como el registrado ayer en agravio de Meztli Sarabia Reyna, hija del polémico líder moral de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes (UPVA) 28 de Octubre, Rubén Sarabia “Simitrio”, como se van a resolver las cosas.
En nada ayudan las acusaciones públicas sin sustento que señalan a alguien como el responsable.
Ya dependerá de las autoridades encargadas de esclarecer el crimen el dar con los autores materiales.
Por lo pronto hay, sí, que alzar la voz pero para aportar ideas que ayuden a la seguridad de los poblanos, no para criticar.
Tampoco se vale politizar el caso y valerse de un crimen para hacer proselitismo con miras al 2018.
Eso es todavía más condenable.
Hoy por hoy se tiene que tomar una medida urgente para poder contrarrestar la inseguridad en el estado.
El momento de pensar y planear ya pasó, ahora es momento de actuar.
No esperemos que Puebla se sume a la lista de los estados más peligrosos del país como Veracruz, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Tijuana, entre otros.
Todavía estamos a tiempo para poder limpiar nuestro estado de la delincuencia.
Es crear toda una cultura de educación, prevención, seguridad y organización entre autoridades y sociedad.
¿Qué carajo estamos esperando?
Ya es momento de que los poblanos hagamos equipo.
Pero sobre todo que nos defendamos con inteligencia.
No hay que lamentarse por todo sino actuar.
En twitter: @poncharelazo