El secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, renunció abruptamente debido a la decisión de Donald Trump de nombrar al financista Anthony Scaramucci como director de comunicaciones de la presidencia.
Spicer dijo que el presidente “podría beneficiarse de empezar de cero” para estabilizar operaciones mientras se llevan a cabo pesquisas sobre Rusia y antes del enfrentamiento legislativo que se desatará en torno a la ley de salud.
Spicer, cuyas conferencias diarias de prensa dominaron alguna vez la televisión por cable y fueron objeto de sátiras, criticó lo que describió como la falta de aptitud de Scaramucci, según personas enteradas de la situación.
En su primer acto en el cargo, Scaramucci, un refinado comentarista televisivo y graduado en derecho de Harvard, anunció en la sala de conferencias de prensa de la Casa Blanca, que Sarah Huckabee Sanders, sustituiría a Spicer. Sanders era suplente de Spicer.
La reorganización en el equipo de portavoces presidenciales tiene lugar en momentos en que Trump enfrenta bajos niveles de aprobación así como problemas para lograr que avancen sus propuestas en el Congreso.
Después de su fallido intento de esta semana para reemplazar la ley de salud de Barack Obama, el mandatario no paró de censurar la atención dedicada a las pesquisas sobre los presuntos contactos de su equipo de campaña electoral con Rusia.
Trump ha achacado sus infortunios a sus propios mensajeros, así como a los medios de prensa que según él propalan “noticias falsas”.
El mandatario, que sigue de cerca las conferencias de prensa y considera que él mismo es su mejor portavoz, reconoce a Spicer por el “gran público” televisivo que atraía y expresa su “agradecimiento a nombre de mi gobierno y el pueblo estadounidense por el gran trabajo de Sean”, según el comunicado leído por Sanders.
Scaramucci rápidamente dominó el escenario, esquivó preguntas de los reporteros y elogió a Trump en una presentación de 37 minutos que tuvo como propósito cautivar a la prensa.
Elogió el instinto político y la capacidad del mandatario, hizo algunas bromas sobre sí mismo y disputó a los periodistas que describieron el Ala Oeste como disfuncional, a quienes afirmó que “hay una desconexión” entre la prensa y la manera como el público ve al presidente.
Spicer dijo durante una breve conversación telefónica con The Associated Press que sentía que sería mejor para Scaramucci arma su propia operación. Tuiteó que había sido un “honor” y un “privilegio” servir a Trump, y que seguiría cumpliendo sus deberes hasta agosto.