El más reciente informe anual de la Administración para el Control de Drogas (DEA) acusa a las organizaciones criminales mexicanas de dominar el tráfico de drogas, y expresa especial preocupación por la aumento de la disponibilidad de heroína en los últimos siete años.

Según el informe de la DEA, los cárteles mexicanos que tienen presencia y actividad en Estados Unidos son:

Cártel del Pacífico.- Con predominio en Sinaloa, la DEA le asocia con la exportación de drogas a las ciudades de Phoenix, Los Ángeles, Denver y Chicago, que son cruzadas por la frontera en California, Arizona, Nuevo México y el oeste de Texas.

Cártel de Juárez.- con base en Chihuahua, con el tráfico de marihuana a El Paso (Texas); Columbus (Nuevo México); y Ojinaga (Texas).

Cártel Jalisco Nueva Generación.- con tráfico de metanfetaminas a California, desde Guadalajara y Tijuana; así como el trasiego a las ciudades de Nueva York y Atlanta.

Cártel del Golfo de Tamaulipas.- con el envío de cocaína a través del Valle del Río Grande con destino a Houston (Texas).

Los Zetas.- con principal base en Nuevo Laredo, con trasiego de diversas drogas a través de Falcon Lake (Texas); Dallas (Texas); y Nueva Orleans (Louisiana).

Cártel Beltrán Leyva.- que opera en Guerrero, Nayarit, Morelos y Sinaloa con distribución a Phoenix, Los Ángeles, Chicago y Atlanta.

El principal método de los cárteles mexicanos para hacer llegar las drogas a Estados Unidos es ocultarlas en vehículos de pasajeros o disolverlas en líquidos, pero sus técnicas se han diversificado hasta recurrir incluso a drones que cruzan la frontera, o a túneles subterráneos (entre 1990 y 2017 se descubrieron 231 de ellos).