Los servicios de accesibilidad o API con los que cuentan algunas aplicaciones (apps) fueron diseñados en principio para facilitar el acceso de personas con capacidades diferentes, como el de llenar algunos formularios con sus datos mediante el uso de comandos de voz o algún otro tipo de ayuda automática.

Sin embargo, hay aplicaciones en la tienda de Google que se aprovechan de las API para apropiarse de los datos de las personas, ya que los usuarios ingresan sus datos sensibles al menos una vez para acceder a los servicios prometidos por las aplicaciones.

Google ha decidido poner fin a lo anterior y envió un correo electrónico a los desarrolladores de aplicaciones, en el que indica que tienen 30 días para demostrar cómo es que el código de accesibilidad utilizado en éstas ayuda a los usuarios discapacitados, y en caso de no hacer tal demostración las aplicaciones serán retiradas de la tienda.

En el correo, Google expone a los desarrolladores que ellos deben explicar cómo es que la API sirve para ayudar a los usuarios, y en caso de no poder explicar el uso de la accesibilidad podrán eliminar cualquier solicitud relacionada dentro de su app o eliminar la publicación de la misma.

En caso de no acatar con las disposiciones que ahora se adoptan, Google eliminará las apps de Play Store.