El “antipoeta” chileno Nicanor Parra fue despedido hoy por miles de personas en la Catedral Metropolitana de Santiago, donde sus restos permanecerán hasta este jueves, cuando será trasladado a su casa del balneario de Las Cruces.
El ataúd de Parra, quien falleció la víspera a los 103 años de edad, fue cubierto con un manto que el poeta guardaba con cuidado y que había sido hecho por su madre, Rosa Clara Sandoval, además de lucir el clásico “artefacto” de su autoría “Voy y vuelvo”.
La presidenta Michelle Bachelet y el mandatario electo Sebastián Piñera llegaron por separado hasta el principal templo católico santiaguino para saludar a la familia del vate y expresar sus respetos por la figura del “antipoeta”.
Algunas poesías de Parra y canciones de su hermana, la también famosa Violeta Parra, inundaron la Catedral por algunos minutos, y una enorme fila de chilenos comenzó a pasar junto al féretro para brindarle el último adiós.
Jóvenes, ancianos, niños y hasta personas en sillas de ruedas llegaron al templo para despedirse de Nicanor, en una fila de cientos de metros que salía del lugar y llegaba al sector poniente de una calurosa Plaza de Armas.
Un joven con su guitarra en mano saludó al poeta y reclamó porque el ambiente estaba muy callado, por lo que interpretó dos pies de cueca junto al ataúd, mientras una pareja bailó la danza nacional chilena en medio de aplausos y gritos de “¡Viva Parra!”.
La hija mayor de Parra, Catalina, quien vive en Nueva York, Estados Unidos, llegó a Chile hace unos días para ver a su padre y señaló que “ya estaba bastante ido, mal, no reconocía a nadie, no me reconoció a mí ni a mi hija, que era su nieta”.
Agradeció el cariño de los chilenos a su padre, que el gobierno haya decretado dos días de duelo nacional y dijo que defendió que se realizara un homenaje público al poeta en la Catedral, ya que parte de la familia quería una ceremonia privada.
El cuerpo de Parra será trasladado este jueves a la casa donde vivió sus últimos años, en el balneario de Las Cruces, a 118 kilómetros de Santiago, la cual compró con los dineros del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (1991).
Cumpliendo con sus deseos, el “antipoeta” será sepultado en ese lugar, el que en el futuro podría albergar una casa-museo para preservar y divulgar su obra artística, lo que dependerá de la decisión de la familia.