De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y de la Comisión Reguladora de Energía, por cada litro de gasolina y diésel los consumidores pagan entre cinco y seis pesos de impuestos, es decir, un 30 por ciento del precio.
En cada litro de combustible, se incluyen cuatro impuestos diferentes, señala el medio Expansión. El primero es el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), es de tipo federal y determinado cada semana –dependiendo variaciones como costos logísticos y precio de referencia en Estados Unidos– por Hacienda. Como ejemplo, para enero de 2018 fue de 2.21 pesos por litro de Magna.
El segundo es el IEPS estatal, se trata de una cuota fija anual que se actualiza dependiendo de la inflación. El dinero que recauda es destinado al gasto publico de estados y municipios. Actualmente está por debajo de los 50 centavos.
Luego es el turno del IEPS por emisiones CO2, que busca reducir el uso de combustibles fósiles.
Finalmente se paga el IVA, un gravamen del 16 por ciento al precio final de los gasolinas, sin considerar los IEPS.
Por otra parte, los empresarios gasolineros también pagan impuestos: un 40 por ciento de la ganancia.
Una de las razones por las que a pesar de las nuevas gasolineras no se ven precios más bajos que en las de Pemex, es porque los inversionistas deben pagar ese porcentaje al gobierno mexicano, el doble de lo que aportan en Estados Unidos.
De acuerdo con inversionistas, si se aceptara reducir el gravamen al 20 por ciento, el litro de combustible podría reducir su costo hasta en tres pesos.
Cabe recordar que, según el Inegi, durante enero la inflación creció 5.55 por ciento en su tasa interanual, impulsada por las alzas en el gas doméstico LP y en la gasolina Magna, cuyo precio ha aumentado un promedio de 6.3 por ciento –y el del diésel 6.1– en el último mes, debido principalmente al incremento del petróleo en los mercados internacionales.