(AP) — A Saúl “Canelo” Álvarez lo estaban vendando de las manos para su entrenamiento cuando el mexicano giró la cabeza y lanzó un beso. En una carriola al otro lado del gimnasio, el rostro de su pequeña hija se iluminó al escuchar el sonido.

Álvarez está en las últimas semanas de su preparación antes de medirse el 15 de septiembre a Gennady Golovkin en una revancha por el título de peso medio. Es la pelea más atractiva del año y la posible culminación de una rivalidad deportiva que se ha vuelto un tanto personal.

El principal motivo de la animosidad gira en torno a la suspensión de Álvarez por arrojar positivo a dos controles antidopaje a principios de este año. También fue el motivo por el que la pelea se pospuso cuatro meses, costándole a ambos peleadores incontables millones de dólares, y la razón por la que el campeón mexicano ha permanecido fuera del ring durante la mayor cantidad de tiempo en su carrera profesional de 13 años.

Pero en la tranquilidad en el gimnasio de entrenamiento de Álvarez, instalado en un parque ubicado en las colinas a las afueras de San Diego, acompañado solo de su sonriente hija y su séquito, Álvarez no se concentra en las agresiones constantes que salen del campamento de Golovkin. Tampoco se pone a pensar en la pérdida de seguidores que perdieron la fe en él.

Esta es mi pelea más grande, el inicio de un nuevo capítulo, el segundo capítulo de mi carrera”, dijo el mexicano. “Será un gran triunfo para mí, saldré de esta pelea con nueva energía”.

La rutina de entrenamiento de Álvarez es tanto fresca como familiar, bajo la mirada vigilante del entrenador Eddy Reynoso.

Chepo Reynoso, el padre de Eddy y un veterano entrenador de boxeo que ahora lleva la carrera de Álvarez, sonríe de manera familiar ante el intercambio de afecto entre el púgil y su hija.

Cuando suceden tantas cosas (malas), te vuelves inmune”, dijo Reynoso. “El veneno no te mata. Te hace más fuerte”.

Después de cometer lo que insiste fue un error involuntario al comer carne contaminada en México, Álvarez está determinado a reafirmar su supremacía y recuperar su reputación. Reconoce la rectitud de su sanción, pero también ansía llegar al punto en que no se hable más del tema.

Las suspensiones terminan, pero las peleas deben continuar. El pelirrojo, un prodigio del boxeo desde su adolescencia que se convirtió en padre y campeón, quiere seguir adelante.

La negatividad no me afecta”, dijo Álvarez. Siempre me concentro en lo que hago. Tengo que pensar en la pelea. Si (Golovkin) piensa todo el tiempo en mí, no está pensando en la pelea.

Álvarez y Golovkin terminaron empatados el año pasado en uno de los duelos más raros en el boxeo: Una pelea entre dos púgiles de elite en el mejor momento de sus carreras. El kazajo, quien siente que ganó, aún alcanzó el punto más alto de una trayectoria que tardó en florecer después de presionar durante años por un combate contra el súper astro mexicano.

Álvarez sabía que la pelea estuvo apretada, pero claramente se benefició de tener un verdadero rival y una figura similar dentro del cuadrilátero. La revancha, programada para el 5 de mayo, era un paso natural para ambos, pero entonces Álvarez arrojó positivo a clenbuterol en febrero.

“Canelo” se retiró de la pelea, que solo se reprogramó después de meses y negociaciones y un reajuste de términos financieros. Mientras tanto, Golovkin y su entrenador, Abel Sánchez, incrementaron los ataques verbales contra el campamento del Canelo, creyendo que Álvarez hizo trampa deliberadamente.

Los dos boxeadores que alguna vez entrenaron juntos en Big Bear ya no son lo suficientemente amistosos para compartir el escenario de su entrenamiento público en Los Ángeles el fin de semana pasado. Álvarez está molesto con las críticas, al sentir que va más allá de lo habitual en una promoción.

Cuando se le preguntó en el entrenamiento público si estrecharía la mano de Golovkin al finalizar el combate, Álvarez respondió: “Es muy difícil para mí, especialmente después de todo lo que se ha dicho, de las ofensas. Será muy difícil para mí. No lo sé”.

En una entrevista por separado minutos después, Golovkin dijo que Álvarez “no es un campeón” y es “un mentiroso”.

Pero mientras los resentimientos y las agresiones verbales dominan la gira promocional, Álvarez continúa con su meticuloso entrenamiento en San Diego. Eddy Reynoso quiere que su peleador lance más golpes en la revancha, pero que evite un intercambio que pueda dejar a ambos púgiles vulnerables a un nocaut.

Seguiremos manteniendo la defensa, pero seremos más activos”, dijo Reynoso. “Vamos a lanzar mejores combinaciones y va a pensar mejor sus contragolpes. Hemos trabajado en eso todos los días. Cuando Golovkin falle más golpes, es cuando Canelo tendrá que detenerlo”.