El Papa Francisco se mostró hoy dispuesto a visitar Corea del Norte, pero advirtió que para concretar este histórico viaje, necesita recibir una invitación oficial de parte de Pyonyang.
Esto se lo dijo a Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur, durante un diálogo privado que sostuvieron en el Palacio Apostólico del Vaticano y en el cual se habló sobre el proceso de paz en la península Coreana.
“Yo daré una respuesta incondicional si una invitación oficial llega, y podría ir”, señaló el pontífice, según reveló a periodistas en Roma el secretario de prensa del mandatario surcoreano, Yoon Young-chan.
Con esas palabras, Jorge Mario Bergoglio respondió a una invitación verbal que le transmitió Jae-in a nombre del líder norcoreano, Kim Jong-un, con quien se reunió en septiembre y quien le aseguró que el Papa recibiría una “calurosa bienvenida” en Pyonyang.
Ante la respuesta del pontífice, el presidente surcoreano le preguntó si podría decirle al mandatario norcoreano que era necesario enviar un delegado oficial para invitarlo, a lo cual Francisco contestó que la invitación verbal era suficiente, pero una invitación oficial sería mucho mejor.
La invitación de Kim Jong-un fue interpretada en la Santa Sede como una maniobra en el marco del cambiante equilibrio geopolítico asiático, en el actual contexto de deshielo entre China y el Vaticano, y que tiene como telón de fondo el distanciamiento entre Estados Unidos y Beijing, así como su acercamiento a Pyonyang.
Pero la situación del catolicismo en Corea del Norte sigue siendo muy precaria, ya que en el país no existen obispos ni sacerdotes por voluntad gubernamental.