Barcos cargados con turistas viajaron el viernes a la pequeña isla de Boracay en el primer día de su reapertura al público tras seis meses cerrada para limpiar una zona calificada de “cloaca” por el presidente, Rodrigo Duterte, debido al hacinamiento, las fiestas y el abandono.
Las autoridades de la isla, ubicada en la provincia central de Aklan, decretaron nuevas leyes para regular la llegada de visitantes y las fiestas en la playa, para descongestionar los complejos turísticos y evitar que las aguas residuales se viertan directamente en sus aguas turquesa. Solo una parte de los hoteles y negocios de Boracay reabrieron sus puertas tras cumplir la nueva normativa, y solo una parte de los más de 20.000 trabajadores despedidos en su día recuperaron su empleo.
“Tratemos la isla como nuestra casa. Manténganla limpia y prístina. No beban alcohol ni fumen en la playa, no dejen basura”, dijo la ministra de Turismo, Berna Romulo-Puyat, en un mensaje a los turistas.
Autoridades gubernamentales y locales y celebridades asistirán a un acto para celebrar la reapertura de Boracay en una playa de arena blanca cerca del muelle donde los transbordadores dejan a los turistas.
El número de turistas se limitará a unos 6.000 diarios y deberán firmar un juramento para acatar las normas, como deshacerse de su basura de forma adecuada y la prohibición de encender hogueras.
Solo 157 de los cientos de hoteles, hospedajes, restaurantes y tiendas de recuerdos de Boracay reabrieron en base a la nueva regulación que les exige estar conectados a una red de alcantarillado autorizada y estar a 30 metros de distancia de la orilla.
Más de dos millones de turistas visitaron Boracay el año pasado para disfrutar de sus playas paradisiacas, atardeceres espectaculares y su festiva vida nocturna, generando unos ingresos que rondaron los 1.300 millones de dólares. Pero el turismo, el mal estado de las infraestructuras y el aumento de los establecimientos turísticos y asentamientos pobres amenazaban con convertir Boracay en una “isla muerta” en menos de una década, según un estudio gubernamental.