Alrededor de 700 personas fueron detenidas hoy en toda Francia, 575 de ellas en París, en el marco de la cuarta jornada de violentas protestas contra el aumento en el impuesto a la gasolina.

Fuentes oficiales reportaron que los incidentes más violentos se registraron en París, en donde la Gendarmería empleó, por primera vez en años, vehículos blindados para afrontar a los manifestantes, entre ellos los llamados «chalecos amarillos«.

En el centro de París centenares de protestantes se enfrentaron a las fuerzas del orden, destrozaron comercios y mobiliario público, y quemaron vehículos.

Los manifestantes, que lucían chalecos reflectantes que dan nombre al movimiento de protestas, se enfrentaron con la policía y granaderos en las inmediaciones de la Avenida de los Campos Elíseos, y fueron replegados con gases lacrimógenos.

La policía avanzó contra los «chalecos amarillos» en la célebre avenida parisina en la que los manifestantes entonaron cantos como la Marsellesa, el himno nacional de Francia, y pidieron la dimisión del presidente francés Emmanuel Macron.

Debido a la protesta, los grandes almacenes y galerías comerciales parisinas cerraron sus puertas este sábado, al igual que numerosos museos y monumentos, agencias bancarias y las tiendas de la avenida de los Campos Elíseos.

Según balances oficiales, hasta las 15:00 horas local (14:00 GMT), al menos 30 personas resultaron heridas en París en las primeras horas de las protestas.

 

El Ministerio del Interior indicó que alrededor de 31 mil personas se manifestaron en toda Francia, ocho mil de ellas en la capital del país.

Esta es la cuarta jornada de protestas que se realiza en un mes en Francia, cuyo gobierno analiza decretar “Estado de excepción”, si la crisis continúa.

Los manifestantes piden ahora la dimisión del presidente, quien esta semana anunció la retirada de la polémica medida de subir los impuestos a los carburantes, medida que provocó las protestas.

Representantes de los contestatarios menos radicales del movimiento de protesta se reunieron en los últimos días con el primer ministro francés, Edouard Philippe, pero no alcanzaron un acuerdo para abortar las manifestaciones.