La presión de Donald Trump dio resultado y Apple reveló este jueves inversiones en varios sitios en Estados Unidos, incluida la creación de nuevas oficinas por mil millones de dólares en Austin, Texas.

Si bien no son inversiones para construir fábricas en territorio estadounidense, como lo solicitó el presidente republicano, estos anuncios parecen ser un gesto de apaciguamiento para con el anfitrión de la Casa Blanca.

En la pelea comercial de Estados Unidos contra China, Trump advirtió que los precios de los iPhone, iPod y iPad podrían subir debido a los aranceles punitivos que podría imponer a China si no se llega a un acuerdo.

Y argumentó que la mejor manera de que Apple evitara tales consecuencias era producir sus dispositivos en Estados Unidos.

En el verano boreal de 2017, el presidente aseguró que Apple le había prometido abrir tres fábricas en territorio estadounidense. Sin embargo, la ecuación es más difícil para Apple que para los fabricantes de automóviles, que trasladaron sus plantas de EU al extranjero para reducir costos.

La empresa de Cupertino nunca movió empleos al extranjero, sino que los creó allí.

La firma es altamente dependiente del gigante asiático, donde fabricó la mayoría de sus dispositivos, pero puede aumentar su fuerza laboral en Estados Unidos.

El nuevo espacio que abrirá Apple estará a menos de dos kilómetros del que ya tiene en Austin e inicialmente tendrá capacidad para 5 mil empleados adicionales, con lugar para crecer hasta 15 mil.

En la actualidad, 6 mil 200 personas trabajan para Apple en la capital de Texas, en la segunda instalación más grande de la compañía luego de su sede en Cupertino, California.

Los empleados del nuevo sitio trabajarán en áreas como ingeniería, investigación y desarrollo, operaciones, finanzas, ventas y atención al cliente, dijo Apple en un comunicado.

«Apple se enorgullece de traer nuevas inversiones, empleos y oportunidades a ciudades de Estados Unidos y de profundizar en forma significativa nuestra asociación de un cuarto de siglo con la ciudad y la gente de Austin», dijo el CEO de la empresa, Tim Cook.

«El talento, la creatividad y las ideas innovadoras para el mañana no están limitadas por región o código postal y, con esta nueva expansión, estamos redoblando nuestro compromiso de cultivar el sector de alta tecnología y la fuerza laboral en todo el país».

Apple también dijo que planea aumentar su base de empleados en otras regiones de Estados Unidos en los próximos tres años y que analiza invertir 10 mil millones de dólares en centros de datos en los próximos cinco años.

Se expandirá a más de mil empleados en cada uno de sus nuevos sitios en Seattle, San Diego y Culver City, California; y agregará otros cientos en Pittsburgh, Nueva York, Boulder, Colorado, Boston y Portland.

No fue tan difícil para Apple mostrar signos de buena voluntad ya que este año se benefició de la gran reforma fiscal estadounidense del gobierno de Trump.

Esta reforma, aprobada hace casi un año, redujo en forma significativa los impuestos corporativos y permitió a las firmas estadounidenses repatriar sus ganancias obtenidas en el extranjero a un costo fiscal más bajo.

Apple es también el mayor contribuyente estadounidense. Gracias a esta reforma fiscal, el gigante de la tecnología anunció en enero que invertiría unos 30 mil millones de dólares en Estados Unidos durante los próximos cinco años y crearía 20 mil nuevos empleos, utilizando las ganancias repatriadas del país en el extranjero.

El comunicado emitido por Apple el jueves no menciona ninguna ayuda estatal. A principios de este mes, el gigante en línea Amazon también anunció una importante expansión, al informar que construirá una nueva sede dividida entre Long Island City en Nueva York y Crystal City, a través del río Potomac desde Washington, DC. Die que esta inversión de 5 mil millones de dólares creará 50 mil empleos.