Efectivos de la Fuerza Policial Nacional de Brasil fueron enviados al estado de Ceará, en el noreste del país, para ayudar a poner fin a una ola de violencia donde la gente ha quemado bancos, autobuses, instalaciones públicas y estaciones policiales en los últimos cuatro días.

También se han reportado tiroteos.

El departamento estatal de Seguridad Pública dijo el sábado que casi 300 efectivos de la fuerza llegaron el viernes por la noche a la capital de Fortaleza y más de 10 ciudades del estado.

Las autoridades creen que los ataques fueron ordenados por el crimen organizado en represalia por los planes del gobierno de Jair Bolsonaro para imponer más control en las prisiones estatales. En Brasil, las bandas de prisioneros son poderosas y su alcance llega más allá de las prisiones.

Medios noticiosos reportan que la ola de violencia no ha dejado muertos. La policía no ha dado más declaraciones.