En España, todo es o blanco o negro, sin medias tintas, basta saber qué periódico lee una persona para dilucidar al partido que vota, con esa forma de ver la vida se lleva también la política, una que en los últimos años poco sabe de entendederas en la joven democracia ibérica.

La amenaza catalana de independencia no sólo ha provocado cierta parálisis al interior de la región autonómica con su consecuente crisis de confianza por parte de los inversores que compran infraestructura y crean empleos, igual ha  desatado una crisis institucional y de gobierno en España.

Tal parece que al presidente Pedro Sánchez el reloj de la Moncloa le está dando las últimas horas, con  la derecha cada vez más amalgamada en contra suya, no ha logrado sacar avante los Presupuestos Generales de 2019; ya sabía de antemano que no la tendría fácil tras ser investido en minoría por el Parlamento tras presentar una moción de censura contra Mariano Rajoy, del PP, presidente electo en las urnas para un segundo mandato de cuatro años que no logró concluir.

A Sánchez (del PSOE) sus enemigos políticos y cierta parte de la ciudadanía le reprochan que no fue elegido en unas votaciones electorales arropado por el voto de la ciudadanía.

En realidad él sólo utilizó la Constitución para remover a un Rajoy desde hacía meses incapacitado para gestionar la crisis secesionista catalana, metido en la Moncloa como su búnker y que hacía caso omiso del diálogo que se le pedía desde la Generalitat a lo que él respondió con todo el peso institucional. Al final, terminó atrincherado en un bar del restaurante Arahy rodeado de una buena parte de su gabinete mientras sus señorías votaban a favor de Sánchez.

Aquel acontecimiento del 1 de junio del año pasado sacó al PP del gobierno central y metió al PSOE con el hándicap de no sumar mayoría en el Congreso y contar con Podemos como aliado voluble y con los independentistas como chantajistas de turno.

El mandatario español que recientemente estuvo de visita oficial en México recién cumplió 8 meses de gobierno arañando las paredes del poder, cada vez se ve más difícil que permanezca en el cargo.

Si A Rajoy lo arrastró la pesada nata de corrupción a su alrededor, anidada en su propio partido del PP, a Sánchez lo hará caer el tema de Cataluña y no porqué él lo haya propiciado o bien el PSOE; al contrario recibió  dicha herencia envenenada del PP que contribuyó a enredar la madeja, una que el Ejecutivo español intenta desenredar actualmente recuperando el diálogo y buscando una mesa de negociación.

La última propuesta del Ejecutivo de crear una mesa de partidos con la figura de un relator para dar fe de los acuerdos que allí se alcancen entre los representantes del Ejecutivo y del secesionismo ha incendiado los ánimos de la derecha cada vez más unida, formando un bloque mucho más compacto, mientras la izquierda se debilita en todos los frentes de su arcoíris político.

La derecha se fortalece y dentro de ésta su lado más peligroso: la ultraderecha, el ascenso de VOX en el país ibérico coincide con el regreso del PSOE a la Moncloa y sus errores tácticos: por ejemplo, su inmediato afán “urgente” de sacar los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos para evitar la exaltación de la dictadura.

En eso estamos de acuerdo, pero no era el timing para hacerlo, porque resucitar esa momia fascista ha hecho que VOX ascienda en la palestra política hasta llegar inclusive a formar gobierno ya en la Junta de Andalucía; el feudo histórico de los socialistas recientemente cayó en las pasadas elecciones… la gente de la izquierda se quedó en sus casas, las encuestas que le daban ventaja a Susana Díaz volvieron a equivocarse y  partidos como Ciudadanos y VOX se vieron muy favorecidos.

El lenguaje que usa la extrema derecha es exactamente el mismo que utiliza en todas partes del mundo en la que pretende llegar a gobernar, es más en Europa no se disimula que detrás del nuevo auge de las ultraderechas está Steve Bannon, el mismo mentor político que elaboraba el ideario de campaña político-electoral de Donald Trump y que le llevó a la Casa Blanca.

Detrás de VOX está Bannon ideológicamente y con sus contactos, mientras que las aportaciones pecuniarias de Irán le ayudan como ya ventiló la propia prensa ibérica, las encuestas actuales lo favorecen en la medida que el discurso se hace más agresivo y se eleva el tono grosero con la misma fórmula: descalificar y humillar lo más posible al rival político, sacar la bandera chovinista y patriótica como si fueran sus defensores naturales contra los otros, inflamar el discurso del odio al diferente y  recurrir a lo nacional contra la invasión del extranjero y peor si éste es ilegal.

A COLACIÓN

Este domingo habrá en Madrid, en Colón, una marcha convocada por la derecha unida por el PP, Ciudadanos y VOX contra Sánchez y su gobierno al que presionarán en busca de promover una  moción de censura contra él o bien la salida de elecciones generales ¡Por una España unida! ¡Elecciones ya! Es el slogan.

A Sánchez, le acusan de traidor, por la propuesta de la mesa de partidos y  la del relator como una figura para tratar de destrabar la crisis catalana, a la yugular se le han ido hasta ex presidentes como Felipe González criticando dicha medida  “porque nadie puede estar por encima de las instituciones” y porque para eso “está el Parlamento” para que allí acudan al diálogo sobre de Cataluña todos los partidos políticos.

Pues sí en efecto allí están las instituciones, la Constitución, el Estado y la Ley pero también allí está creciendo el tumor secesionista catalán como un cáncer mal tratado… nadie le da quimioterapia, nadie lo extirpa, y mientras los doctos ilustrados dilucidan qué hacer el cáncer avanza y crece. Ése cáncer de España es la independencia de Cataluña.

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales