Decenas de guardias nacionales y policías con escudos antimotines se apostaron este martes en la Asamblea Nacional de Venezuela y sus alrededores e impidieron el paso de los congresistas opositores, acción que Juan Guaidó catalogó de “secuestro”.

La toma del palacio legislativo se produjo horas después de que unos 15 miembros del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) -la policía política- ingresaron al edificio para buscar un supuesto artefacto explosivo, indicó Roberto Campos, miembro de la Subsecretaría de la Asamblea Nacional, en su cuenta de Twitter.

Al condenar la acción de las fuerzas de seguridad, Guaidó denunció que “intentan secuestrar el Poder Legislativo”. Sin mencionar el nombre del dictador Nicolás Maduro, el jefe del Congreso se refirió a él precisamente como “dictador” e indicó en su cuenta de Twitter que “cobarde como es, hace que su banda de persecución política amenace ya no sólo a los diputados electos por el pueblo, sino también a los trabajadores”.

Esto es para nosotros, desde luego, un acto intimidatorio del régimen para tratar de impedir que la Asamblea Nacional siga haciendo sus funciones”, afirmó el diputado opositor Luis Stefanelli y agregó a periodistas que el Congreso, de mayoría opositora, está considerando mudar la sesión a otro lugar.

Durante la sesión del martes estaba previsto que los diputados discutieran la detención del vicepresidente de la Asamblea Nacional, Edgar Zambrano, y los procesos judiciales iniciados contra otros nueve congresistas, la destrucción del poder adquisitivo en Venezuela por efecto de la hiperinflación y un acuerdo para reestablecer la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

El gobierno no ha ofrecido hasta el momento comentarios sobre la situación en la Asamblea.