Los países miembros de la Unión Europea expresaron su indignación este lunes por la ofensiva militar de Turquía en el norte de Siria contra los kurdos y se unieron a Francia y Alemania para prohibir la venta de armas a Ankara, una acción inusual contra un aliado de la OTAN por parte de muchos de ellos.
Muchos ministros de asuntos exteriores de la UE buscaban una declaración contundente para condenar el operativo militar que ha desestabilizado a toda la región y querían garantizar que su acción tuviera repercusiones.
También prepararon sanciones contra compañías e individuos turcos involucrados en la perforación de gas en el mar Mediterráneo cercano a Chipre, que es miembro del bloque, y estaban determinados a implementarlas, en caso de ser necesario, en el corto plazo. Actualmente, Francia y Chipre realizan maniobras navales en la zona.
Con el paso de los años, Turquía se ha vuelto cada vez menos dependiente de las naciones europeas para sus necesidades en materia de defensa y no está claro cuál será el impacto de una medida de ese tipo, además de causar una molestia diplomática.
“Hay un fuerte compromiso de todos los miembros del consejo para tomar las medidas necesarias para dejar de vender armas a Turquía”, comentó a la agencia AP Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores de España y quien figura para convertirse en el próximo jefe de política exterior de la UE el próximo mes.
Las relaciones entre el bloque y Turquía bajo el mando del presidente, Recep Tayyip Erdogan, han empeorado en los últimos años, sobre todo luego de que el mandatario vinculó algunas acciones alemanas con prácticas nazis.
Y pese a que las dos partes firmaron un acuerdo en 2016 para impedir que los migrantes viajen hacia el oeste desde Turquía al continente europeo, Erdogan está utilizando eso como un chantaje. Desde que empezó su operativo en el norte de Siria la semana pasada, ha tratado de sofocar las críticas de Europa advirtiendo que podría “abrir las puertas y enviar 3.6 millones de refugiados hacia ustedes”.