La realidad aumentada y el espectrograma de la voz humana son los vehículos que el artista nipón Shinpei Takeda ha usado para llevar hasta Nagasaki el testimonio de supervivientes de la bomba atómica que se exiliaron tras el ataque de hace 75 años.
La discriminación de sus propios vecinos o la precariedad del Japón de la posguerra llevaron a decenas de japoneses a emigrar a las Américas entre mediados de los años 50 y 60, porque «no había tantas esperanzas en Japón y en otros casos porque no querían recordar lo que pasó en su ciudad», explica a Efe Takeda.
Este artista multimedia de 41 años, que vive actualmente a caballo entre la ciudad alemana de Düsseldorf y la mexicana Tijuana, lleva 15 años reuniendo testimonios de «hibakusha» (supervivientes de la bomba) radicados en Brasil, Argentina, Bolivia, México, Canadá o Estados Unidos, a los que ha dado voz en múltiples proyectos.
El más reciente es «Memory Undertow», en el que ha dibujado sobre el suelo del Parque del epicentro de la bomba atómica en Nagasaki el espectrograma de la voz humana de 12 de los más de 70 «hibakusha» a los que ha entrevistado y cuyos testimonios no habían visto la luz en ninguna de sus exposiciones, libros y documentales previos.
Los espectrogramas se complementan con una aplicación de realidad aumentada llamada GROUND ZERO (zona cero), desarrollada junto al laboratorio del profesor Jens Herder de la universidad de ciencias aplicadas Hochschule Düsseldorf, que permite escuchar los testimonios y ver imágenes de la destrucción situando el teléfono sobre unos códigos.
Para sumergirse en esos recuerdos «uno tiene que caminar encima de estas pinturas mías, de esas voces», explica Takeda, que buscaba evocar la remembranza que experimentamos cuando volvemos a lugares significativos para nosotros, como pudiera ser el del primer beso.
«Si vuelves allí tal vez recordarás lo mismo. Podemos decir que una parte nuestra se queda en ese lugar», opina el artista. En un lugar como el epicentro del bombardeo atómico de Nagasaki, donde ocurrió «algo tan fuerte e intenso, alguna memoria debe quedar» y su objetivo era evocar esas voces saliendo de esa tierra.
«Memory Undertow» es uno de los pocos eventos que se han mantenido del programa oficial de la ciudad por el 75 aniversario del bombardeo, que se ha visto muy reducido por la pandemia de COVID-19.
El propio Takeda encontró serias dificultades para finalizar el proyecto debido a las semanas de cuarentena que tuvo que guardar en sus viajes estos meses entre México, Alemania y Japón, y las labores de traducción han quedado incompletas por ello.
«Íbamos a cancelar, pero es un proyecto en el que llevo trabajando tres años y no quería dejar pasar esta oportunidad», revela.
El artista tardó mucho tiempo en conseguir los permisos para la instalación. «Muchos grupos de supervivientes no querían que usara este tipo de proyectos artísticos en ese lugar, porque debajo de ese parque del epicentro todavía hay muchas casas, ruinas y huesos que están bajo tierra. Para mucha gente es como un cementerio», explica.
La noche del 9 de agosto, día de la efeméride, se llevará a cabo en el lugar un evento en homenaje a las víctimas, en el que se encenderán velas y se leerán profesionalmente los testimonios.
Al día siguiente, y tras permanecer en el terreno desde el pasado 13 de julio, los espectrogramas serán borrados por el autor y un grupo de residentes voluntarios de la ciudad.
Lo efímero de la obra responde al convencimiento del artista de que los monumentos públicos únicamente consolidan una narración selectiva del pasado, reprimiendo las historias personales que se dispersaron por el flujo de la Historia, como la de estos exiliados.
Takeda quiere seguir expandiendo este trabajo testimonial, para el que también habló con supervivientes de Hiroshima, y ayudar de alguna forma a mitigar la preocupación de los supervivientes a la hora de transmitir su legado una vez hayan muerto y generar interés en las generaciones jóvenes sobre lo ocurrido en agosto de 1945.
El japonés ha hecho escáneres en tres dimensiones de su trabajo y quiere trasladarlo al terreno de la realidad virtual.
«Mi idea es crear algún tipo de entorno como el de los videojuegos en el que puedas estar dentro virtualmente y me gustaría invitar a otros artistas para que intervengan», dice Takeda.