Alcohol sobre los techos de los carros, decenas de personas cantando a centímetros de los otros sin usar cubrebocas, banderas, jorongos y música popular ilustraron el final de unas fiestas patrias atípicas.

A pesar de los llamados de autoridades para no relajar las medidas de sana distancia, habitantes de la Ciudad de México realizaron fiestas en casas, banquetas y hasta en triciclos en movimiento durante la noche del 15 y la madrugada del 16 de septiembre.

Sabes una cosa, cantaron los mariachis de Garibaldi, mientras jóvenes, niños y adultos se reunían en la periferia de la famosa Plaza, la cual tuvo que ser cercada por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC-CdMx) para evitar que las aglomeraciones continuaran.

Alcohol sobre los techos de los carros, decenas de personas cantando a centímetros de los otros sin usar cubrebocas, banderas, jorongos y música popular ilustraron el final de unas fiestas patrias atípicas.

Desde el lunes 14 de septiembre, elementos de la policía capitalina se encargaron de ir levantando un perímetro que impidiera que multitudes se aproximaran a la plancha del Zócalo de la Ciudad de México. Sin embargo, esa seguridad no pudo impedir que las fiestas apagaran el silencio en el primer cuadro capitalino.

A las 23:00 horas del martes 15 de septiembre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador se aproximó al balcón central del Palacio Nacional para dar su segundo Grito de Independencia ante pocos invitados.

“Mexicanas, mexicanos, ¡viva la Independencia! ¡Viva Miguel Hidalgo y Costilla! ¡Viva José María Morelos y Pavón! ¡Viva Josefa Ortiz de Dominguez! ¡Viva Ignacio Allende! ¡Viva Leona Vicario! ¡Viva el Heroico Pueblo de México!”, gritó López Obrador.

Las campañas sonaron justo cuando el Presidente emitió sus últimas frases: “¡Viva el amor al prójimo! ¡Viva la esperanza en el porvenir! ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!”.