Con la marcha de la canciller alemana, Angela Merkel, Alemania y Europa perderán el próximo otoño a una experimentada y talentosa estadista, coinciden muchos analistas, que ven difícil que alguien a corto plazo pueda llenar su vacío.

Nadie lo hubiese dicho hace tres lustros, cuando en 2005 llegó al poder, pero Merkel ha sido la líder más importante de la Unión Europa (UE) en los últimos años. Su labor en la pandemia la ha aupado al nivel de los nombres claves en la integración europea.

Ha sido un «bastión» de la UE y dejará «un legado histórico», «indiscutible, que será difícil de cubrir», afirma a Efe el secretario general del Partido Popular Europeo (PPE), Antonio López-Istúriz, convencido de que su «vacío será notable».

Una ausencia que ni siquiera podrá suplir el muy europeísta presidente francés Emmanuel Macron, quien inevitablemente tendrá su mirada puesta cada vez más en lograr su reelección en las Presidenciales de la primavera de 2022.

Aunque la elección del primer ministro del «Land» de Renania del Norte-Westfalia Armin Laschet, antiguo eurodiputado, al frente de la CDU supone el continuismo en el partido que Merkel presidió durante casi dos décadas (2000-2018), habrá que esperar a marzo para conocer al candidato conservador a las elecciones de septiembre.

Además del propio Laschet, los nombres que se barajan son el ministro de Sanidad, Jens Spahn, sin experiencia europea, y el líder de Baviera, el euroescéptico Markus Söder, los dos políticos más populares tras Merkel en Alemania.

LO QUE ESTÁ EN JUEGO EN LAS ELECCIONES ALEMANAS

Uno de esos tres hombres será con bastante probabilidad quien sustituya a Merkel en la Cancillería alemana, por lo que la UE se juega en parte su futuro en las elecciones alemanas de septiembre.

Y es que «cuando Alemania ejerce el papel de locomotora a Europa le va bien», destaca a Efe el presidente de la delegación socialista en el Parlamento Europeo, Javier Moreno.

El ejemplo más reciente es que «hemos tenido la suerte de que en el peor momento que ha vivido la UE hemos tenido la presidencia con más fuerza», la alemana en el segundo semestre de 2020, el año en que comenzó la pandemia, con Merkel al frente, recuerda Moreno.

Grandes logros alcanzados en la recta final de 2020 son el acuerdo de inversiones con China, el divorcio «amistoso» con Reino Unido y sobre todo la puesta en marcha del fondo de recuperación europeo, ratificado en diciembre con la controvertida cláusula que lo liga al respeto al Estado de Derecho.

«La verdad es que a mí si me preguntas en enero o febrero si iba a haber deuda europea en los próximos 30 años yo te hubiera respondido , ‘mira mientras yo esté vivo esto no va a suceder'», manifestó a Efe el eurodiputado de Renovar Europa y miembro del equipo negociador del fondo de recuperación la Eurocámara, Luis Garicano.

En ese sentido, Garicano alabó las decisiones «valientes» que Merkel ha adoptado para no dejar caer a la UE en una nueva crisis arrastrada por los estragos económicos causados por la covid-19 o su decisión de acoger a millones de refugiados en 2015 en Alemania.

Ese fue precisamente uno de los momentos más impopulares de su mandato, pero logró remontar y curiosamente, destaca Garicano, es ahora en la pandemia, cuando «más claro le habla a la gente», sin preocuparse por las encuestas, cuando más valorada está.

LA MARCHA DE MERKEL, UNO DE LOS MAYORES RIESGOS DE 2021

Y es que a pesar de su coste humano y económico, la covid-19 impulsó la suerte y el capital político de Merkel, al abonar el terreno para que, junto a Macron, impulsaran a la Unión Europea a tomar la decisión histórica del fondo de recuperación de 750.000 millones de euros, algo que supuso el uso de la pandemia como oportunidad política para fortalecer la UE y el multilateralismo.

Es la lectura que hace el centro de estudios Eurasia Group, que sitúa el fin de la era Merkel en el noveno de los diez principales riesgos a los que se enfrenta el mundo en 2021, encabezados por la división política en EE.UU, el impacto de la pandemia y la descoordinación en la transición energética.

Su marcha este año, después de tres lustros como canciller, es el mayor riesgo para el continente europeo, según Eurasia Group.

Para Garicano, el jefe de la delegación de Ciudadanos (Cs) en el Parlamento Europeo, esta «gobernante con capacidad de liderazgo, muy moderada» ha dado «un impulso enorme» a la UE.

«Con responsabilidad, firmeza y sensatez ha estado siempre a la altura de las circunstancias, especialmente en momentos claves y decisivos» para la UE, añade López-Istúriz.

Dejará, por tanto, el listón muy alto y cualquier nuevo líder alemán también tendrá mucha menos experiencia en el Consejo Europeo, la cumbre regular de Bruselas de los líderes de la UE, donde Merkel es ahora la veterana absoluta.

Cuando ella se vaya el pilar de estabilidad que su presencia en el Consejo Europeo representa se disipará y el primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orban, se convertirá en el miembro más antiguo en esos foros intergubernamentales.

A Orban le sigue en veteranía el liberal Mark Rutte de Países Bajos, cuyo gobierno dimitió en bloque recientemente por un escándalo de discriminación en la concesión de ayudas a familias y está en funciones hasta las elecciones de marzo próximo.

OTROS OCUPARAN EL ESPACIO

Con Alemania en elecciones este otoño y Francia en la primavera de 2022, la UE se enfrenta a un año y medio incierto y con muchos desafíos, especialmente económicos ligados a la pandemia que va por la tercera ola en Europa.

Con lo cual, «la pareja francoalemana, que es la que manda, la tienes desestabilizada por los dos lados», constata Garicano.

Aunque, para López-Istúriz, es una pareja muy dispar: «Merkel es la estabilidad y criterio regular en sus decisiones europeas, algo difícil de encontrar en Macron (…) no veo como puede ejercer un liderazgo europeo más allá de las grandes declaraciones».

En la tradición alemana siempre han estado la tendencia a construir ejes, recuerda Moreno, quien aventura uno integrado por Francia, como siempre, pero también por España o tal vez Italia.

Huérfanos de Merkel otros líderes europeos empezarán a ocupar, según él, parte de su espacio, y entre ellos cita al español Pedro Sánchez y al portugués Antònio Costa, ambos socialistas.

Otros que eventualmente también empujarán el proyecto europeo son los países del Benelux (Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo), pequeños pero profundamente europeístas, considera.

No obstante, medio en broma medio en serio, Garicano apunta que «si Europa tuviese voto le pediría (a Merkel) que se quede otros 4 o 5 años».

«¿Echaremos de menos a la canciller? Sí, por supuesto. Es una líder incontestable, pero la UE seguirá» adelante, asegura López-Istúriz.