Jovenel Moise consiguió permanecer en la presidencia de Haití este 7 de febrero, día en que la oposición le exigía dejar el poder, tras desvelar y desmontar un supuesto intento de golpe de Estado.

Moise, quien insiste en que su mandato concluye el año venidero, pareció dominar el escenario desde las primeras horas del día, pues antes de volar desde la capital a Jacmel para participar en el Carnaval, reveló que un juez de la Corte de Casación y una veintena de personas presuntamente conspiraron para sustituirlo.

«Felicito a los responsables de mi seguridad en el Palacio (Nacional). El sueño de esta gente era atentar contra mi vida. Gracias a Dios, no hemos visto esto. Este plan ha sido abortado«, afirmó el mandatario antes de abordar un bimotor desde la capital.

El magistrado Ivickel Dabrésil, de la Corte de Casación, máxima instancia judicial del país, fue arrestado el sábado, al igual que la inspectora general de la Policía, Marie Louise Gauthier, y una veintena de personas.

«El juez ha hecho un complot para dar un golpe de Estado para desestabilizar el país«, dijo hoy el ministro de Justicia, Rockefeller Vincent, en una rueda de prensa junto al primer ministro, Joseph Jouthe, y otras autoridades.

La oposición llevaba semanas cacareando sus planes para un periodo de transición tras una eventual renuncia de Moise, y en ese escenario el juez Dabrésil era uno de los indicados para ocupar la Presidencia de forma interina.

Varios partidos políticos y organizaciones de la oposición condenaron la veintena de «detenciones ilegales» realizadas desde el sábado.

«La democracia está amenazada y el Estado de derecho está en peligro«, dijo André Michel, portavoz del Sector Popular Democrático, un partido político de izquierdas.

En un mensaje a la nación grabado y difundido por sus redes sociales por la tarde, Moise reafirmó que no renunciará y, en cambio, llamó a dialogar a sus opositores.

«Unámonos para hacer reformas efectivas en la Constitución del país. Hoy es 7 de febrero, el presidente no se va. Sigue aquí. Sentémonos juntos para dar otro rumbo al país«, dijo.

Para no dejar duda alguna sobre sus intenciones, Moise dijo: «me quedan 364 días en el poder. No habrá transición«.

El gobernante, sin embargo, admitió haber «fracasado» en el objetivo de estabilizar a la deprimida nación, aunque culpó de «todos los males del país» a la «mafia criminal dentro del Estado» y a los «oligarcas corruptos«, a quienes prometió seguir enfrentando.

Mientras Moise pareció sortear el asedio, sus opositores celebraron manifestaciones en Puerto Príncipe y otras ciudades haitianas, en las que participaron centenares de personas y fueron dispersadas por la Policía.