De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS)  si bien en estos momentos hay 109 millones de contagiados por coronavirus a nivel global, son todavía más las personas que ya están inmunizadas con algunas de las vacunas anticovid aprobadas.

Israel y Reino Unido van a la cabeza de la vacunación  y nosotros los miramos con cierta envidia ante la delicada tesitura,  para un futuro inmediato, de terminar imponiéndose un pasaporte sanitario.

Ya la OMS lleva tiempo murmurando por la idea de una cartilla sanitaria o en su caso un pasaporte para las personas inmunizadas que les permitiría recobrar cierta normalidad dentro de la anormalidad.

Honestamente me inquieta porque servirá para discriminar y poco podemos hacer si dependemos primero, del ritmo de producción de las farmacéuticas; segundo, de las decisiones oficiales de las autoridades sanitarias de cada país, y tercero, de la capacidad de gestión de cada gobierno.

Si bien en México es una buena decisión que las empresas privadas y las farmacias compren las vacunas y las vendan al público permitiendo que la gente tenga capacidad de decisión acerca de cuál ponerse, en otras partes no sucede así, por ejemplo, en la  Unión Europea (UE).

A veces creo que la UE no llegará nunca a tener un plan efectivo de vacunación y quedará destinada al fracaso, lo que precipitará la caída de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

Lo han hecho tan mal… deberían dejar a un lado la geopolítica de las vacunas y permitir que las farmacias dispongan de  dosis dándole a la gente la capacidad real de decidir, entre todas, las opciones disponibles; y quién quiera ponerse la que ofrezca gratis el sector salud lo haga y quién quiera pagar la que más le convenga en una farmacia, también pueda hacerlo.

Hasta la fecha, ni siquiera hay señales de que algún día llegará la vacuna rusa Sputnik V o cualquiera de las chinas, sea la de Cansino o la de SinoVac; ayer, fue autorizada  Johnson&Johnson pero todo fluye a cuentagotas.

Si todo apunta, como se  atisba, de que será impuesto -tarde o temprano- un pasaporte sanitario entonces deben darnos la oportunidad de elegir  en una farmacia… es que si no, podremos demorar años esperando turno y hacerlo además para recibir unas dosis a regañadientes o bien, ni siquiera recibirla, porque tenemos algún tipo de alergia o  de asma.

A COLACIÓN

Lo sé, siguen lucrándose con nuestra salud y encima, ahora, con nuestra desesperación porque ya estamos hartos anímicamente hablando de la maldita pandemia.

Lo sé, también están usando el virus y su vacuna de manera política para manipularnos, chantajearnos, para ver cuántos votos obtienen de manera redituable para su marca política.

En España, hace unos días -el 14 de febrero- transcurrieron las elecciones catalanas para elegir al presidente de la Generalidad de Cataluña y si bien ganó el socialista Salvador Illa, exministro de Sanidad, controvertido y criticado por su gestión, al final necesitará sumar apoyos parlamentarios para investirse e impedir que sea el bloque independentista quien mueva primero a su peón.

La oposición mucho ha criticado la candidatura de Illa, pero es que hasta de la pandemia se pueden obtener votos, algo que también conocen bien en México, sobre todo el partido MORENA.

Hasta la ciencia hay que manosearla con un poco de chovinismo… faltaba más. Si los rusos tienen su Sputnik V, desde el pasado 11 de agosto, siendo los primeros del mundo en presentar su anticovid, los cubanos están bautizando a las suyas como Soberana 01 y Soberana 02 y en México, a la vacuna que desarrolla el Conacyt, le quieren poner Patria.

No sé si la inspiración desde Palacio Nacional vendrá por aquello de los gringos. Al final, llámese como se llame, lo que urge son las vacunas y la capacidad de decidir, racionalmente, a las personas que deben inyectarse primero; en lo personal, se me hace una canallada, tener a miles de profesionales de la salud en la primera línea de la batalla en esta guerra biológica sin ser inmunizados. ¡Hagamos Patria y vacunémoslos primero!