Estados Unidos informó este viernes que nueve instalaciones fueron «totalmente destruidas» y dos «parcialmente» en una serie de bombardeos lanzados en Siria en la frontera con Irak, que consideró una «señal clara» de que Washington protegerá a su personal y a sus aliados en la región.
Según el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, el ataque, el primero autorizado por el presidente Joe Biden en su poco más de un mes en el poder, fue llevado a cabo por dos F-15E Strike Eagle que arrojaron siete cohetes guiados de precisión.
Destruyeron totalmente nueve instalaciones y destruyendo parcialmente dos», detalló el portavoz, quien señaló que los puntos impactados quedaron «funcionalmente” destruidos.
Además, indicó que las instalaciones blanco del bombardeo estaban en el punto de control de entrada de la ciudad siria de Abu Kamal, próxima a la frontera con Irak.
Kirby se abstuvo de precisar la cifra de víctimas, aunque admitió que tienen informes preliminares.
El portavoz defendió que el ataque es «para enviar una señal muy clara de que Estados Unidos va a proteger a su pueblo» y que además supone un «mensaje de disuasión» sobre las «repercusiones» de perseguir a los estadounidenses, a sus socios iraquíes y sus instalaciones en ese país.
La Embajada de Estados Unidos en Bagdad fue objeto el lunes pasado de un ataque con dos misiles tipo katiusha que impactaron en el exterior de sus instalaciones en plena Zona Verde.
Una semana antes, el pasado día 15, un soldado estadounidense resultó herido y un contratista murió en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, debido al impacto de varios cohetes katiushas, tres de ellos en el aeropuerto de la capital.
Los ataques contra instalaciones estadounidenses en Irak han aumentado desde que Estados Unidos matara en enero de 2020 al poderoso comandante iraní Qasem Soleimaní en un bombardeo selectivo en Bagdad, una acción que fue muy criticada por las fuerzas políticas iraquíes y por las milicias proiraníes del país, que prometieron venganza.
De los ataques contra la Zona Verde se suelen hacer responsables grupos armados poco conocidos, pero Washington acusa directamente a Kataib Hizbulá, una milicia iraquí financiada directamente por Irán que EE.UU. ha clasificado como organización terrorista.
Una fuente militar siria dijo a Efe que el bombardeo estadounidense tuvo como objetivo una zona «deshabitada» y causó un muerto en las filas del Ejército del país árabe.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, que tiene una amplia red de colaboradores sobre el terreno, en el ataque estadounidense murieron al menos 22 combatientes de las milicias proiraníes.