La junta militar birmana y el hasta ahora embajador ante la ONU, un crítico del golpe de Estado, están enfrascados en una disputa diplomática por la representación del país ante Naciones Unidas, según confirmó este martes la organización.
Los militares anunciaron durante el fin de semana la destitución de Kyaw Moe Tun, el representante nombrado por el Gobierno derrocado, después de que este pronunciase el viernes un sonado discurso ante la Asamblea General de la ONU pidiendo medidas contra el gobierno golpista.
Sin embargo, Kyaw Moe Tun sigue defendiendo que es el legítimo representante de Birmania y así se lo ha comunicado a la organización en una carta oficial, según confirmó este martes el portavoz Stéphane Dujarric.
Al mismo tiempo, la ONU recibió hoy una misiva del Ministerio birmano de Asuntos Exteriores informando del relevo del diplomático y asegurando que el hasta ahora embajador adjunto es el responsable temporalmente de la representación como encargado de negocios.
«Estamos en una situación muy única que no hemos visto en mucho tiempo. Estamos intentando revisar todos los protocolos legales y otras implicaciones», dijo Dujarric a los periodistas.
A priori, la disputa la tendrán que resolver finalmente los 193 Estados miembros de la organización, que a través de un comité de la Asamblea General son quienes tienen la última palabra sobre las credenciales diplomáticas.
El Ejército justificó la toma de poder por un supuesto fraude electoral en los comicios de noviembre, donde observadores internacionales no detectaron ningún amaño, en los que arrasó la Liga Nacional para la Democracia, el partido liderado por Suu Kyi, como ya hiciera en 2015.
A pesar de la celebración de elecciones y el proceso iniciado en 2011 en Birmania hacia una «democracia disciplinada», como la denominan el Ejército -que gobernó el país con puño de hierro de 1962 a 2011-, el mando castrense mantenía todavía un amplio control sobre los aspectos políticos y económicos del país.