Con solo 30 invitados y una ceremonia discreta, el cortejo fúnebre que traslada el cuerpo sin vida del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, arrancó este sábado desde el castillo de Windsor en dirección a la capilla de San Jorge, donde se ofició la ceremonia por el consorte de la reina Isabel II, fallecido el pasado día 9 a los 99 años.
El vehículo híbrido en el que se traslada el ataúd del príncipe Felipe, un todoterreno Land Rover verde olivo diseñado por él mismo, inició la procesión flanqueado por nueve representantes de diferentes regimientos militares, con los que el esposo de la monarca estuvo vinculado, y seguido por sus cuatro hijos, Carlos, Eduardo, Ana y Andrés.
Por su parte, la soberana se desplazó en su propio automóvil, un Bentley, junto con una dama de compañía, hacia el templo de estilo gótico, donde la ceremonia contará solo con 30 invitados debido a la pandemia aunque será difundida en directo por televisión.
El funeral se llevó a cabo en la capilla de San Jorge, adyacente al Castillo de Windsor, tras un minuto de silencio en memoria del príncipe Felipe.
El coche fúnebre llegó al templo flanqueado por representantes de diferentes regimientos militares y seguido por sus cuatro hijos en primera línea, tras una procesión de unos 15 minutos desde el castillo, antes de comenzar la ceremonia, con solo 30 invitados.
En el templo de estilo gótico solo estuvieron 30 invitados debido a la pandemia aunque el acto fue difundido por televisión.
A las puertas de la capilla, el deán de Windsor y el arzobispo de Canterbury recibieron al féretro, que fue instalado sobre el catafalco mientras los asistentes, cubiertos todos con mascarillas, se dirigían a sus sitios asignados para mantener la distancia social.
«Nos ha inspirado su lealtad inquebrantable a nuestra reina, su servicio a la nación y a la Commonwealth, su coraje, fortaleza y fe. Nuestras vidas se han enriquecido a través de los desafíos que nos presentó, el coraje que nos dio, su amabilidad, humor y humanidad«, dijo el deán en sus palabras de recibimiento.
La ruta del cortejo fúnebre estuvo delimitada por personal de la Fuerza Naval, los Marines reales, de los Highlanders, el Cuarto Batallón del Real Regimiento de Escocia, y las Fuerzas Aéreas (RAF) y se escucharon salvas de cañón a cargo de la Artillería montada a caballo de las Tropas del Rey y sonido de campana.
En la procesión intervinieron también los dos ponis favoritos del duque, llamados «Balmoral Nevis» y «Notlaw Storm«.
A la llegada del cortejo a la capilla de San Jorge, el vehículo fúnebre fue recibido por un guarda de honor y una banda militar del llamado Regimiento de los Rifles, que interpretó el himno nacional.
Miembros de la Guardia montada a caballo se alinearon en los escalones del templo, mientras se trasladó el ataúd -cubierto con el estandarte del duque, su gorra naval, una espada y una corona floral- al interior de la capilla mientras sonaba un tema náutico, conocido como «The still«.
Antes de iniciarse el servicio se guardó un minuto de silencio en todo el país en memoria del duque y un disparo efectuado por la Artillería montada a caballo de la Real Tropa del Rey marcó el inicio de la ceremonia.