Las relaciones en Iberoamérica no pasan por su mejor momento: la pandemia ha obligado a que las prioridades esenciales sean  más que nunca internas y estén relacionadas con salvar la vida de los enfermos más graves afectados por el SARS-CoV-2; así como, avanzar con la vacunación anticovid, frenar la exponencial expansión del virus e instrumentar rescates económicos y subsidios.

La  XXVII Cumbre Iberoamericana en Andorra, 21 de abril,  convertida en un desierto de ausencias, en el pintoresco pueblecito de esquiadores de Soldeu, es la viva imagen del momento histórico de los nexos trasatlánticos con la región de América Latina.

El evento ha sido anunciado con la presencia del presidente de España, Pedro Sánchez, el jefe de Estado español, el monarca Felipe VI, acompañados por los mandatarios de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; de Guatemala, Alejandro Giammettei; de República Dominicana, Luis Abinader y el jefe del gobierno del Principado de  Andorra, Xavier Espot.

El seno del encuentro semipresencial (fundamentalmente telemático) se ha intentado aprovechar para lograr consensos entre los presidentes y jefes de Estado de los 22 países que conforman el espectro iberoamericano: Andorra,

Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Uruguay Venezuela.

La región más transparente, como la calificó el escritor Carlos Fuentes, figura severamente sacudida por el impacto en seco de la pandemia en economías con patologías previas y con sus propias complejidades que, ante la emergencia sanitaria y el daño colateral en el PIB,  padecen una vorágine preocupante.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima en 3.3% la contracción del PIB global en  2020; por su parte, España Exportación e Inversiones(ICEX) señala que el PIB en su conjunto de América Latina se desplomó un -7.4% que el propio FMI cifra sobre del -7 por ciento.

Pero tampoco, España, Andorra y Portugal han evitado el golpe mayúsculo; los otros tres socios que conforman el espectro iberoamericano están duramente cimbrados por los constantes confinamientos, cuarentenas, toques de queda y múltiples restricciones a la movilidad que, ante una franca dependencia hacia el turismo internacional, tienen su propia debacle.

Prácticamente el espectro Iberoamericano llega magullado por el coronavirus, lamiéndose los arañazos y buscando el cauce más certero para que el rebote natural esperado este 2021, no decaiga nuevamente en 2022 y abra otra recesión larga como la experimentada desde 2008 y que, en los países europeos duró una década.

¿Cómo llegan a este encuentro semipresencial? Andorra con una caída estimada del -12% en su PIB; con España más o menos en la misma sintonía con una contracción del -11% y Portugal con un retroceso del -7.6% en 2020.

De América Latina, las dos grandes economías de la región, también han padecido lo suyo: Brasil con una  contracción estimada de -4.1% en 2020 y México con un PIB de -8.2 por ciento.

Pero hay otros países igualmente muy afectados como son: Perú con una caída del -11.1%; seguido de Argentina, con un PIB de -10%; otra economía relevante para la región como Colombia se contrajo -6.8% y Chile un -5.8 por ciento.

A COLACIÓN

La ausencia de Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, en la Cumbre Iberoamericana se anticipaba desde hace tiempo; en el caso de México, el canciller Marcelo Ebrard ha sido  designado por el mandatario Andrés Manuel López Obrador para representarlo en dicho evento.

Si bien varios  son los acuerdos alcanzados en la Cumbre y en el marco previo, cuatro son de especial envergadura: 1) La firma el día 20 de abril, del Tratado Internacional de Pandemias con la participación virtual del presidente de Francia, Emmanuel Macron y del impulsor de esta idea, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo; 2) la firma de un acuerdo para solicitar el acceso universal a las vacunas anticovid; 3) la creación de un Observatorio Epidemiológico Latinoamericano una proposición de la Secretaría General Iberoamericana; y 4) la puesta en vigor de un convenio marco para la circulación del talento en la región.

La preocupación de América Latina y el Caribe pasa por resolver lo más pronto posible el tema del acceso a las vacunas; además, el Tratado Internacional de Pandemias marca un hito porque la intención es que quede suscrito por todos los países bajo la vigilancia de la OMS y de la ONU con la finalidad de prevenir y preparar la reacción del mundo ante una nueva pandemia y hacerlo de manera coordinada aprendiendo de los errores actuales.

@claudialunapale