Los objetivos globales de freno del calentamiento global no podrán alcanzarse si se excluye el uso de la energía nuclear, advierte un informe de la ONU publicado dos días después de las alarmantes conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

El estudio de la Comisión Económica de Naciones Unidas para Europa (UNECE) defiende que en los últimos cincuenta años la energía atómica ha evitado 74 gigatoneladas de dióxido de carbono adicionales, el equivalente a las emisiones globales de dos años de ese gas, principal causante del efecto invernadero.

«La idea principal de nuestro informe es que no vamos a estar cerca de los dos grados (límite de calentamiento global que pide no rebasar el Acuerdo de París) si no incluimos la energía nuclear», destacó a Efe el director de la División de Energías Sostenibles de la UNECE, Scott Foster.

No basta lo renovable

Según el documento, sólo la energía hidráulica ha jugado un papel mayor a la hora de evitar emisiones adicionales en este periodo, mientras que el desarrollo de otras renovables como la solar o la eólica, pese a ser muy destacado en las últimas décadas, no ha cambiado mucho el extendido uso de los combustibles fósiles.

«Se ha hecho un gran esfuerzo en el desarrollo de renovables, pero ello ha tenido un cambio muy modesto en la matriz energética: en los 70 el 80 % de la energía provenía de combustibles fósiles y hoy día el porcentaje es el mismo», dijo Foster.

En la región estudiada por la UNECE (Europa, Norteamérica y Asia Central) las centrales nucleares producen un 20 por ciento de la electricidad total, mientras que un 15 % es hidroeléctrica, un 8 % eólica y un 3 % solar.

«El tiempo corre para transformar rápidamente la matriz energética, en la que los combustibles fósiles todavía suponen la mitad (53 %) de la generación de electricidad en la región», indica UNECE.

La agencia defiende, por ello, que la nuclear puede ser parte del grupo de fuentes energéticas útiles para descarbonizar el planeta y lograr los objetivos fijados por el Acuerdo de París y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En once países de la región UNECE, entre ellos Francia, Suiza, Suecia y Bélgica, la energía nuclear genera más de un 30 por ciento de la electricidad consumida a nivel nacional (en el caso francés supera el 70 %).

Sin embargo, en los casos belga y suizo, y también en Alemania, sus gobiernos se han comprometido a abandonar esa fuente energética a medio plazo.

«Alemania, pese a la labor que ha desarrollado en energías renovables, está eliminando la energía nuclear a costa de mantener la generada por carbón, y esa es una consecuencia que hay que tener en cuenta», alertó Foster.

Polémica

El texto no oculta los puntos controvertidos de la energía nuclear, después de que accidentes como los de Chernóbil o Fukushima mostraran que podía ser una grave amenaza a la seguridad, aunque los expertos consideran que en esos incidentes el error humano, más que fallos básicos de esa tecnología, fue el factor principal.

«Algunos países tienen dudas sobre el coste de la energía nuclear, la gestión de sus residuos o las preocupaciones en torno a la seguridad, mientras que otros creen que estas cuestiones pueden afrontarse… Nosotros simplemente decimos que no podemos dejar esta energía fuera del tablero», resumió Foster.

Sobre el no menos espinoso tema de los residuos radiactivos, el experto opinó que, «si se identifican lugares geológicamente estables a largo plazo (para su almacenamiento), la energía atómica puede mantener su posición como fuente de energía sostenible».

El informe publicado dos días antes por el IPCC indicaba que incluso con una fuerte reducción de emisiones como la que muchas economías han anunciado hacia mediados de siglo se alcanzará una subida de temperaturas de 1,5 grados hacia 2040, la cifra que el Acuerdo de París recomienda no superar.

A finales de siglo, sólo unas emisiones netas cero permitirían al planeta bajar a 1,4 grados, mientras que manteniendo el estatus actual se superarían los 2,7 grados, lo que, alertan los expertos, podría producir un aumento de fenómenos meteorológicos extremos y desastres naturales.