Los Reyes Magos cambiaron sus tradicionales camellos por un barco dragón para surcar las aguas del delta del río Perla y acercar parte de la historia y simbología de sus países a expatriados hispanos en Hong Kong, algunos de los cuales no ven a sus familias desde el comienzo de la pandemia.

Escoltados por los dragones que protegen las aguas del mar de China y guiados por la estrella, sus altezas tocaron tierra firme a las 12 del mediodía hora local (4.00 GMT) a bordo de una de las embarcaciones más tradicionales de la región, decorada con una cabeza y cola del animal alado. La singladura se completó con el desembarco en una concurrida playa al sur de la isla de Lantau, ante la mirada atónita de los niños.

Los golpes del tambor anunciaban la llegada de la comitiva, un sonido que originalmente se interpretaba como el “latido” de la embarcación y que se encargó de fijar el ritmo de los pajes remeros. Se esperaba con ansias la comparecencia, dado que el año pasado la cabalgata tuvo que ser suspendida mientras el centro financiero estaba inmerso en una cuarta ola de infecciones.

UNA ATÍPICA CABALGATA
Con un día más propio de la primavera, fueron recibidos a pie de barco, donde se les entregó la llave para poder abrir las puertas de los hogares hispanos y dejar los juguetes. Una vez fueron escoltados por la muchedumbre hasta sus tronos, se procedió a la entrega de cartas manuscritas con deseos y regalos.

«¡Tengo que darte mi postal, Baltasar!», gritaba un niño. «¡Quiero hacerme un ‘selfie’ con Gaspar y pedirle que acabe la pandemia!», exclamó una niña puertorriqueña a su madre. Los de Oriente se abrían paso y fueron arropados hasta sus tronos mientras lanzaban caramelos.

«Hemos preparado una rosca de reyes para que quien encuentre el haba se convierta en el padrino del Niño Dios en el nacimiento de su casa. El afortunado tendrá que pagar los tamales y el atole en el Día de la Candelaria”, explicó a la mexicana Cristina Vallejo, que hace dos años que no puede celebrar en la Alameda Central o la explanada del Monumento a la Revolución de Ciudad de México.

«Cuenta la tradición que el roscón refiere el ocultamiento del Niño Dios para que Herodes no lo encuentre, como lo hizo con los Santos Inocentes, cuya celebración es el 28 de diciembre. De esta manera, el pan resguarda a Jesusito y el cuchillo que lo corta personifica a Herodes Antipas”, añade Vallejo.

UNA ACTIVA COMUNIDAD HISPANA
Los encargados del mágico traslado fueron los «Spanish dragons», un equipo español que ha logrado importantes trofeos en las regatas locales, las cuales han transformado lo que hasta ahora era un rito popular en una competición que se celebra a nivel internacional y que desde 2009 forma parte de la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la Unesco.

«Con seis años de existencia hemos consolidado un gran equipo, compuesto por deportistas aficionados -entre ellos hay financieros, empresarios, abogados y arquitectos-, con ganas de competir y, sobre todo, de pasarlo bien», dijo a Cristina Castillo, directora del equipo.

El emotivo acto fue organizado por un grupo de españolas de forma voluntaria que tejieron los trajes a mano, prepararon juegos y talleres tradicionales: «A pesar de la frustración de este encierro, hemos querido acercar parte de nuestra cultura a los residentes hongkoneses y avivar el espíritu navideño español en esta parte del mundo”, explicó Idoya Ramón como parte del comité organizativo.

MESES DE AISLAMIENTO
La carga financiera y las cuarentenas que exige Hong Kong en hoteles pagados por uno mismo, más los vuelos imposibles de conseguir, suponen algo difícil de gestionar para muchos. Pero lo más difícil es la incertidumbre: «No tengo ni idea de cuándo podré viajar a España. Es como estar en un limbo constante, sin poder hacer planes», aseguró Marta Castro, docente afincada en la isla hace 6 años.

Hace 24 meses que Marta no ve a su familia, y la distancia le ha pasado factura: «La nostalgia y el miedo viene en oleadas, y cuando llega también lo hacen las grandes emociones, desde la rabia hasta la frustración», se lamentó.

A medida que las variantes marcan un nuevo escenario, algunos países han aceptado la pandemia como parte de la normalidad y han suavizado las restricciones, mientras que otros han redoblado el modelo de «cero covid» con estrictas medidas de cierre y cuarentena.

En Asia-Pacífico, incluida la ex colonia británica, se ha optado por dicha táctica: las largas y costosas cuarentenas siguen siendo la norma y el aeropuerto, antes abarrotado, es ahora un sitio fantasma en el que los avistamientos de aviones son inusitados.