El primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, mantuvieron este lunes una conversación en la que ambos anticiparon una «crisis prolongada para Rusia» si invade Ucrania.
Un ataque provocaría daños de «largo alcance» tanto para Moscú como para el resto del mundo, recalcaron ambos mandatarios, informó tras la reunión un portavoz de Downing Street, despacho oficial del jefe de Gobierno británico.
Johnson y Biden se mostraron al mismo tiempo convencidos de que aún se mantiene abierta una «ventana» diplomática «crucial» para rebajar la tensión en Ucrania.
«Los aliados occidentales deben permanecer unidos ante las amenazas rusas» y respaldar un «paquete de sanciones significativas» en caso de que el Kremlin lance un ataque en territorio ucraniano, sostuvieron.
Indicaron asimismo que los países europeos deben reducir su dependencia del gas ruso, un movimiento que «más que cualquier otro, golpearía el centro de los intereses estratégicos de Rusia».
La ministra de Exteriores británica, Liz Truss, advirtió hoy de que su Gobierno se «prepara para lo peor en Ucrania» y contempla la posibilidad de un ataque «inminente», mientras que el primer ministro dijo que «algo podría ocurrir tan pronto como en las próximas 48 horas».
El Ministerio de Defensa del Reino Unido, por su parte, anunció que enviará un «número recudido» de tropas a Lituania para colaborar con labores de «inteligencia, vigilancia y reconocimiento».
El Gobierno británico teme que un conflicto en Ucrania tenga consecuencias en la «crisis migratoria en la frontera de Lituania con Bielorrusia».