Esta mujer llamada Alisa, contó que el pasado 23 de febrero, su padre falleció y un día después inició la guerra. Ella y su esposo se quedaron en Kiev realizando los trámites del funeral para enterrar a su padre mientras otros comenzaron a salir del país.

La empresa alemana en la que Alisa trabajaba como programadora, le informó que la ayudaría a llegar a Polonia para salir de Ucrania con su familia. Pero debido a la “orden de movilización”, su esposo no podría cruzar la frontera y debía quedarse a luchar por su país.

 

Alisa junto con su familia y sus mascotas, iniciaron su viaje en auto, pero había muchos autos cerca de la frontera con Polonia, por lo que decidieron caminar los siguientes los 17 kilómetros restantes, a las 4 de la madrugada, en un clima de -7 grados.

 

Uno de sus perros es un pastor alemán, de 12 años y medio, que se caía constantemente y se levantaba con dificultad.

 

Cuando la mujer pidió ayuda a algunas personas, se negaron a ayudarla y le dijeron que abandonara a sus mascotas.

 

Alisa no estaba dispuesta a dejar a su perro, así que como pudo, lo cargó en hombros y comenzó a caminar, pues si ella cruzaba la frontera, su mascota también lo haría.