Unos 25 civiles han abandonado el territorio de la acerera de Azovstal, en la ciudad portuaria de Mariúpol, informaron las agencias oficiales rusas TASS y RIA Nóvosti.

Entre los que han logrado abandonar la fábrica metalúrgica se encuentran 19 adultos y seis niños menores de 14 años, afirman, sin agregar más detalles.

En la planta de Azovstal hay unos mil civiles refugiados junto a unos 2.000 soldados ucranianos que aún resisten a los bombardeos rusos.

Entre las personas que se esconden de los bombardeos en la planta hay unos 500 heridos.

Rusia ha dado por «liberada» la ciudad a orillas del mar de Azov y ha empezado a enviar tropas desde Mariúpol hacia el Donbás, de acuerdo con el Estado Mayor General de Ucrania y el Pentágono.

El presidente ruso, Vladímir Putin, dio la orden de no asaltar la planta, pero a la vez pidió bloquear las extensas instalaciones de tal manera que «no salga ni una mosca».

El secretario general de la ONU, António Guterres, que viajó a Moscú y a Kiev esta semana, aseguró que Putin accedió «en principio» a implicar a Naciones Unidas y al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en la evacuación de civiles de Azovstal.

Ante el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el diplomático portugués aseguró que la organización multilateral hace «todo lo posible» para que se lleve a cabo la operación humanitaria.

Según el asesor de la Presidencia ucraniana, Mykhailo Podolyak, Rusia ha rechazado sin embargo todas las propuestas para evacuar a los civiles y soldados ucranianos que permanecen sitiados en la ciudad portuaria de Mariúpol.

«Todos los días hay ataques con artillería pesada y cazas para destruir Azovstal. Los rusos saben que hay niños en el interior, pero siguen bombardeando», denunció.