No son pocos los analistas internacionales que ven en la invasión de Ucrania un laboratorio de lo que podría pasar si, en algún momento, China decidiera invadir a Taiwán.

El pasado 23 de mayo, en pleno auge de las maniobras militares rusas en territorio ucranio, el presidente Joe Biden aseveró en Japón (a pregunta de bocajarro de la prensa) que Estados Unidos defenderá a Taiwán en caso de ser atacada por China.  “Sí. Nos hemos comprometido a ello”.

Biden además dejó caer otras perlas como indicarle a Beijing que el camino a sufrir sería el mismo que padece Rusia con una bomba de sanciones económicas, financieras, diplomáticas y políticas.

En el interés de Estados Unidos siempre está China. Es su obsesión desde que en 2001, tres meses después de los atentados terroristas del 11-s, China entrase en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y su despegue fuese imparable.

El gallego Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, escribió en 2012 China pide paso y su libro más reciente La metamorfosis del Comunismo en China ambos analizan cómo el gigante asiático ha  llegado a convertirse en lo que es en la actualidad.

Precisamente hablé con Ríos de la situación  en el mundo y me comentó que en 2012 cuando Xi Jinping iniciaba su mandato, en ese entonces, China pedía paso y terminaría abriéndose camino en todo el planeta y en todos los continentes con una expansión y una influencia relevante.

En voz del experto en Asia y en China, al respecto de la recién concluida Cumbre de la OTAN en Madrid, el rearme tiene que ver también con la prevalencia hegemónica de Estados Unidos y en su conjunto de Occidente.

“Muchos pronósticos vaticinan tensiones bélicas en Asia, sobre todo en torno a Taiwán; en los próximos 5 o 6 años digamos que siguen siendo los vaticinios de la mayor parte de los centros de análisis internacional y de instituciones multilaterales de carácter más oficial y China a la sumo en 2031 o 2032 puede superar en términos absolutos a Estados Unidos y eso tendrá  un impacto sicológico y en cuanto a la expansión de su influencia a nivel global”, puntualizó.

No todo es Ucrania. Lo que hay en el fondo de los intereses de Washington –desde hace años– es China a tal grado que el Indo-Pacífico está entre las prioridades del Pentágono. Es la nueva disputa.

A COLACIÓN

A China se le ha intentado frenar desde diversas formas, como lo explica Ríos: “La estrategia que se ha puesto en marcha desde Estados Unidos y que ahora contagia a Europa y a Asia en el sentido de que es necesario movilizarse de forma activa para impedir que de alguna forma ese escenario sea consumado y para eso está  la guerra económica, comercial y tecnológica”.

El especialista y escritor cree que ese tridente se completa  con una presión militar que irá en ascenso de manera significativa en los próximos años en el entorno de China  y por ello surgió la Alianza AUKUS, de corte militar, entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos firmada el 15 de septiembre de 2021 y que tiene en el Indo-Pacífico su  principal foco.

Le pregunté su opinión de la pasada Cumbre de la OTAN en Madrid, para el experto no es más que la extensión de los planteamientos de Estados Unidos respecto de los desafíos de futuro más relevantes para el mundo occidental.

Ríos apunta también hacia la misma dirección que yo porque sostiene que vendrán años muy complicados a nivel internacional con Estados Unidos interesado en la preservación de su hegemonía y aunque China diga que no aspira a sustituir a la Unión Americana, plantea una evolución hacia un orden multipolar con actores como la Unión Europea (UE) y los BRICS  formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

¿Habrá guerra por Taiwán? Si alguien conoce bien a China por dentro es Ríos que ha viajado y pasado tiempo en el gigante asiático desempeñando diversas actividades. Él cree que China defenderá el precepto de una sola China  a costa de lo que sea pero siempre con fines pacíficos a menos que Taiwán lo desafíe bajo el amparo de la política estadounidense.

Los dirigentes chinos, me comentó Ríos, son  perfectamente conscientes de los riesgos que supone la vía militar, sin embargo, hay dos claves que dificultan una solución pacífica.

“El primero, es el auge soberanista en Taiwán donde gobierna el secesionismo con el Partido Progresista Democrático  y es probable que siga gobernando en la próxima década  y alejaría la interlocución para una salida negociada a este problema; y dos, Estados Unidos  siempre ha sido muy consciente del alto nivel de sensibilidad que  lo de Taiwán tiene para China y para el Partido Comunista de China en cierto sentido está jugando la carta de Taiwán para  crear una situación comprometida con China”, recalcó el especialista.

@claudialunapale