El expolicía que cometió una matanza el jueves en una guardería de Tailandia y luego se suicidó, no iba drogado, según ha revelado hoy la autopsia.

Poco después del suceso, el jefe de la Policía, Damrongsak Kittiprapas, especuló con la posibilidad de que el autor de la matanza, que hoy tenía que asistir a un juicio por posesión de drogas, «probablemente estaba estresado y con alucinaciones (por el uso de anfetaminas)» cuando cometió el ataque.

El responsable policial ha anunciado este viernes que la autopsia no ha revelado restos de droga en el cuerpo de Panya Kamrab, el exagente de 34 años que causó la muerte de 37 personas, incluidos 22 niños, en un centro escolar de la localidad de Uthai Sawan, el noreste del país.

«Inicialmente, no se ha encontrado droga en su sistema», ha dicho en una rueda de prensa Damrongsak, quien ha precisado que el examen «post mortem» muestra que no consumió drogas en las últimas 72 horas, aunque volverán a hacer otra autopsia para confirmarlo.

La matanza desata el debate sobre las armas y la droga

El presunto asaltante irrumpió en la escuela infantil, situada en la provincia de Nongbua Lamphu, alrededor del mediodía hora local y atacó a los presentes con un arma de 9 mm que tenía legalmente y un cuchillo.

«¿Cómo un policía expulsado puede tener un arma legal? Es uno de los errores de las autoridades, por eso hay que reformar la ley (de armas)», ha exigido, en declaraciones a EFE el secretario general del partido opositor Pheu Thai, Prasert Chantararuangtong, cerca de la guardería de la donde ayer tuvo lugar la tragedia.

Warong Dejkitvikrom, del partido Thai Phakder, ha precisado, por su parte, que «Tailandia tiene buenas leyes para controlar las armas pero no las aplica por corrupción».

Tras la matanza en Uthai Sawan, la tailandesa Kwanrat Binsri ha iniciado una petición en Change.org para que la Policía y el Ejército presten más atención a los oficiales de menor rango, especialmente a los que tengan problemas mentales o exhiban comportamiento anormal.

El ministro de Sanidad tailadnés, Anutin Charnviraku, afirmó anoche que «Tailandia es considerado uno de los países más seguros del mundo» y calificó de «excepción» lo ocurrido el jueves, aunque reconoció que hay que tomar medidas.

«Probablemente tenemos que garantizar mejor los lugares públicos», indicó Anutin a los medios durante una visita a Uthai Sawan

Datos de violencia, armas y drogas

Según un estudio del Instituto de Evaluación y Medida de la Universidad de Wasghinton (EE.UU.), en 2019 se registraron en Tailandia 3,11 muertes por 100.000 habitantes por arma de fuego, una cifra sensiblemente menor que la de otros países de la región.

Se estima que hay más de 10,34 millones de armas en Tailandia, unas 15,14 por cada 100 civiles, de las que unos 4,1 millones no cuentan con licencia o no están registradas, de acuerdo con los datos de Small Arms Survey.

El tráfico de drogas, especialmente de metanfetaminas, también es un problema grave en Tailandia, que junto con Birmania (Myanmar) y Laos forma el Triángulo de Oro, una zona muy afectada por el narcotráfico internacional.

Más de 800 millones de pastillas de metanfetaminas fueron incautadas en 2021 en el Sudeste Asiático, una región que está «inundada» por esta droga, según Jeremy Douglas, representante de Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en la región.

Compensaciones para los familiares

Decenas de familiares y vecinos se han reunido este viernes frente a la guardería de la pequeña y tranquila población de Uthai Sawan, en una ceremonia organizada a escasos metros del centro infantil, donde los funcionarios del Ministerio de Justicia les tomaban los datos uno a uno.

La triste procesión de padres, madres, abuelas y otros familiares directos de los asesinados se sumaba a los llantos desgarrados y rostros de desolación, mientras aguardaban estoicamente a su turno.

“Se trata de aportar evidencias para certificar que son familiares de uno de los fallecidos” en la matanza del jueves, apuntaba a EFE una funcionaria de Justicia sentadas frente a una pila de papeles.

Este ministerio aporta un fondo de compensación de 110.000 bath (unos 2.940 dólares o 3.000 euros) por fallecido, excluido el asaltante.

Está previsto que el primer ministro de Tailandia, Prayut Chan-ocha, visite a los familiares y les de un nuevo fondo, procedente de su oficina, para después desplazarse al hospital, para ver a los herdos y recibir al rey de Tailandia, Vajiralongkorn.

El segundo tiroteo en un mes

Los tiroteos masivos en Tailandia son raros, pero en 2020 un soldado mató al menos a 29 personas e hirió a 58 en un alboroto que abarcó varios lugares, incluido un campamento militar y un gran centro comercial en la provincia nororiental de Nakhon Ratchasima.

El mes pasado, otro oficial de policía mató a tiros a dos colegas e hirió a otro en la Escuela de Guerra del Comando de Entrenamiento del Ejército en Bangkok.

La matanza perpetrada el jueves es una de las más graves registradas en un centro escolar en el mundo, al margen de conflictos armados o ataques terroristas.