En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático, las predicciones alarmantes de la NASA y otros estudios científicos advierten sobre el aumento de las temperaturas que podrían convertir ciertas regiones de la Tierra en inhabitables en las próximas décadas. Este fenómeno, impulsado por el incremento de la temperatura global y la humedad extrema, plantea serios desafíos para la supervivencia humana y la habitabilidad de áreas clave del planeta.

Desde los informes de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de EE.UU. (NASA) hasta estudios detallados sobre el estrés térmico y sus consecuencias mortales, la comunidad científica ha estado profundamente preocupada por las olas de calor que han cobrado más de 153,000 vidas anuales a nivel mundial entre 1990 y 2019. Estos eventos climáticos extremos afectan desproporcionadamente a Asia, donde se registran el mayor número de muertes absolutas debido a las altas temperaturas.

Colin Raymond, investigador del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, ha liderado estudios que utilizan el índice de bulbo húmedo como una medida crítica para evaluar la capacidad del cuerpo humano para soportar el calor y la humedad combinados. Este índice, que indica la temperatura más baja a la que un objeto puede enfriarse mediante la evaporación de la humedad, es crucial para prever condiciones que podrían ser peligrosas o incluso fatales para la salud humana. Raymond advierte que temperaturas de bulbo húmedo superiores a 35°C durante períodos prolongados representan un riesgo significativo para la vida, ya que el cuerpo humano no puede enfriarse adecuadamente mediante la sudoración.

Las proyecciones de la NASA indican que para el año 2050, áreas críticas como el sur de Asia, el Golfo Pérsico y el Mar Rojo podrían enfrentar condiciones ambientales que dificultarían gravemente la vida humana. Estas regiones, ya vulnerables debido a su geografía y condiciones climáticas actuales, podrían experimentar un aumento dramático en las temperaturas y la humedad, haciendo que vivir allí sea extremadamente peligroso.

Sin embargo, el problema no se limita a estas áreas. Modelos climáticos también predicen que para 2070, el este de China, partes del sudeste asiático y Brasil podrían unirse a la lista de regiones afectadas, enfrentando desafíos similares debido al calor extremo y sus efectos devastadores en la salud y la infraestructura.

En Europa, el informe «The Future we don’t want», basado en datos satelitales del Centro de la NASA para la Simulación Climática, prevé que regiones como Madrid, parte de la Comunidad Valenciana y de Andalucía, experimentan períodos sostenidos de temperaturas superiores a los 35°C durante al menos tres meses consecutivos para el año 2050. Aunque estas regiones no son tan húmedas como las zonas tropicales, el calor extremo plantea serios riesgos para la población, especialmente para aquellos que trabajan al aire libre, tienen problemas de salud preexistentes o carecen de acceso adecuado a sistemas de aire acondicionado.

La educación pública y la concienciación sobre los riesgos del calor extremo también son cruciales para proteger vidas y comunidades en un futuro cada vez más caluroso y desafiante. El desafío del calor extremo está transformando rápidamente el mapa de habitabilidad de nuestro planeta. Las decisiones que tomemos ahora, tanto a nivel individual como colectivo, determinarán nuestra capacidad para enfrentar y mitigar los impactos devastadores del cambio climático en las décadas venideras.