Ginebra (EFE).- Cerca de 19 millones de las adolescentes que están en una relación, casi un 24 %, han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja antes de cumplir los 20 años, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzado este martes.

El estudio, basado en información recopilada por la OMS de 194 países y publicado por la revista The Lancet Child & Adolescent Health, indica también que casi una de cada seis chicas de entre 14 y 19 años (16 %) sufrió este tipo de violencia en el último año.

“La violencia infligida por la pareja íntima empieza a una edad alarmantemente temprana para millones de mujeres jóvenes de todo el mundo”, afirmó al presentar el estudio en un comunicado la directora del departamento de Salud Sexual y Reproductiva de la OMS, la ghanesa Pascale Allotey.

Violencia de pareja mayor en adolescentes

El informe revela que, en la mayoría de las regiones, la prevalencia de la violencia de pareja en el último año era mayor entre las adolescentes que entre las mujeres de 15 a 49 años, un dato que refleja los retos a los que podrían enfrentarse las adolescentes a la hora de abandonar relaciones abusivas en entornos con recursos limitados.

“Dado que la violencia durante estos años formativos críticos puede causar daños profundos y duraderos, es necesario tomarla más en serio como un problema de salud pública, centrándose en la prevención y el apoyo específico”, aseguró Allotey.

Entre los principales efectos que puede tener esta violencia en la salud de las adolescentes que la sufren la OMS destaca mayor probabilidad de depresión, trastornos de ansiedad, embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual, así como otras muchas afecciones físicas y psicológicas.

Desigualdad arraigada entre regiones, según OMS

Aunque la violencia de pareja contra las adolescentes se da en todo el mundo, los autores del estudio destacan altas diferencias por regiones, siendo mayor su prevalencia en los países de ingresos bajos y medianos que en los de ingresos altos.

Así, según la OMS, la región más afectada es Oceanía, donde un 47 % de las adolescentes que tienen una relación sufre violencia física o sexual por parte de su pareja, seguida de África subsahariana central (40 %) y África subsahariana oriental (31 %).

Mientras, las tasas más bajas se registran en Europa central (10 %), Asia central (11 %) y Europa oriental (13 %).

Por países, Papúa Nueva Guinea tiene el porcentaje más alto (48 %), lo que supone que casi una de cada dos adolescentes que han estado alguna vez en pareja en la nación insular ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja.

Otros países con porcentajes altos de violencia de pareja son Kiribati (48 %), Islas Salomón (46 %), Fiyi (46 %) o Vanuatu (46 %).

Según el informe, el porcentaje es más alto en estos países a causa de una mayor prevalencia del matrimonio infantil, lo cual hace que las adolescentes se vean más expuestas a la violencia de pareja debido a factores como la diferencia de edad entre los cónyuges, los desequilibrios de poder, la dependencia económica o el aislamiento social, entre otros.

Tratar el problema de raíz

De acuerdo con la autora del estudio y experta en datos sobre violencia contra la mujer de la OMS, Lynnmarie Sardinha, para poner fin a esta lacra los países deben contar con políticas y programas que promuevan la igualdad de las mujeres y niñas.

“Esto significa garantizar la educación secundaria para todas las niñas, asegurar la igualdad de género en los derechos de propiedad y poner fin a prácticas nocivas como el matrimonio infantil, que a menudo se sustentan en las mismas normas de género desiguales que perpetúan la violencia contra las mujeres y niñas”, dijo Sardinha.

El estudio subraya también la “urgente” necesidad de mejorar los servicios de apoyo y las medidas de prevención precoz adaptadas a los adolescentes mediante, por ejemplo, programas que eduquen a niños y niñas sobre relaciones sanas y prevención de la violencia.

Además, desde la OMS señalan que actualmente ningún país está en vías de eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas para la fecha fijada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030.