En un significativo avance para la investigación en salud animal y humana, un equipo de científicos de la Universidad de Chile ha identificado por primera vez a nivel mundial la variante Ómicron BA.4.1 del SARS-CoV-2 en perros. Este descubrimiento marca un hito crucial en la comprensión de la transmisión del virus entre humanos y sus animales de compañía.
El estudio, dirigido por el profesor Víctor Neira de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias y la doctora Belén Agüero, forma parte de un proyecto financiado por Fondecyt. La investigación, publicada a principios de este año en la revista Veterinary Quarterly, se llevó a cabo durante la pandemia de Covid-19 y ofrece nuevas perspectivas sobre la capacidad del virus para cruzar las barreras entre especies.
El profesor Neira subrayó la relevancia de este hallazgo, señalando: “Este descubrimiento demuestra que el virus no solo puede saltar de humanos a animales, sino que las nuevas variantes, como la Ómicron, también pueden infectar a las mascotas”. Este avance destaca la importancia de la vigilancia continua de los animales domésticos en el contexto de una pandemia global.
El estudio, que analizó muestras de 65 mascotas en hogares con personas contagiadas por Covid-19 entre marzo de 2021 y marzo de 2023, reveló que el 6,06% de estas mascotas habían sido infectadas con el virus. Aunque la proporción de animales infectados es baja, la investigación confirma que existe una transmisión entre humanos y mascotas, aunque en un nivel limitado. El profesor Neira enfatizó que, a pesar de que las mascotas pueden contraer el virus, su rol en la transmisión hacia los humanos es marginal.
Belén Agüero, investigadora y candidata a doctora en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias de la Universidad de Chile, compartió su experiencia en el estudio: “Lo que más me sorprendió fue el bajo número de positivos en comparación con estudios internacionales. Esto podría estar relacionado con las altas tasas de vacunación humana en Chile, lo que quizás está protegiendo indirectamente a nuestras mascotas”. Agüero también destacó los desafíos enfrentados durante la pandemia, como la movilidad restringida y la falta de insumos, que hicieron que los resultados fueran aún más significativos.
El estudio resalta la importancia del enfoque «One Health» o «Una Salud», que integra la salud humana, animal y ambiental para abordar enfermedades emergentes como el SARS-CoV-2. El profesor Neira subrayó que “mantener la vigilancia sobre posibles transmisiones entre humanos y animales es crucial, ya que el virus puede mutar en nuevas variantes. La colaboración entre sectores es fundamental para anticiparnos a futuros riesgos”.
Los investigadores subrayan la necesidad de continuar supervisando las infecciones en animales domésticos y silvestres, ya que la presencia del virus en estos hospederos podría facilitar la aparición de nuevas variantes que afecten a los humanos. “Nuestro estudio sugiere que, si bien las mascotas pueden infectarse, el riesgo para la salud pública es bajo. La clave está en mantener una vigilancia constante”, concluyó Belén Agüero.
Este avance destaca la colaboración entre la academia, el sector público y privado, que ha sido esencial para obtener datos valiosos que contribuyen a mejorar las estrategias de control y prevención en el ámbito de la salud global.