Ganaderos de todo el país expresaron su rechazo al nuevo formato de “corridas de toros sin sangre”, aprobado el pasado 18 de marzo en el Congreso de la Ciudad de México. Advierten que esta medida podría poner fin a la crianza del toro de lidia en México hacia el año 2027.

Ramiro Alatorre, presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia (ANCTL), señaló que si esta reforma se aprueba a nivel federal, el 90 % del ganado bravo sería enviado al matadero en un plazo de uno a dos años, debido a la inviabilidad económica del modelo.

Ganaderos no participarán en corridas sin lidia completa

Según Alatorre, el 95 % de las 257 ganaderías de lidia en el país crían exclusivamente ganado bravo. Todas se niegan a participar en espectáculos taurinos donde se omitan los tercios de varas, banderillas y la suerte suprema, considerándolos elementos esenciales.

Los criadores consideran que esta reforma es una “prohibición velada” que pone en riesgo no solo a la tauromaquia, sino también al ecosistema rural y a una tradición ganadera con siglos de historia.

Riesgo para el animal y el campo mexicano

Sergio Hernández, ganadero de Rancho Seco, explicó que omitir la lidia completa también representa un riesgo para el toro. Al no liberar endorfinas ni reducir la tensión durante la corrida, el animal podría morir de un infarto.

Alatorre agregó que las más de 118 mil cabezas de ganado bravo que actualmente pastan en 170 mil hectáreas del país tendrían como único destino el matadero si la reforma avanza. Esto eliminaría la actividad productiva de numerosas regiones.

Impacto económico y ambiental

Los ganaderos destacan que esta medida afectaría gravemente la economía del sector. Citan el caso de Quito, donde desde 2011 se prohibieron las corridas con muerte, lo que derivó en el cierre de su plaza por falta de público.

También advierten sobre consecuencias ecológicas. Estudios de la ANCTL indican que los ranchos ganaderos mantienen una fauna silvestre cuatro o cinco veces mayor que otras haciendas. El toro de lidia, además, vive entre cinco y seis años, frente a los 12 a 18 meses del ganado de carne.

Sin consulta previa ni alternativas viables

Alatorre afirmó que las autoridades no ofrecieron alternativas ni consultaron a los criadores antes de aprobar la ley en la capital. Julio Uribe, del hierro de Torreón de Cañas, también rechazó las corridas sin sangre. Señaló que esta medida llevaría a mezclar ganado bravo con razas para carne, lo que eliminaría la pureza de la especie.