Cientos de personas se reunieron este fin de semana para manifestarse en contra de la visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien se encontraba jugando golf en su exclusivo complejo de Turnberry, ubicado al suroeste de Escocia.
En Edimburgo, aproximadamente 1,500 manifestantes se congregaron frente al consulado estadounidense, cerca del Gobierno escocés. La protesta fue convocada por la coalición Stop Trump, integrada por sindicatos, colectivos feministas, grupos climáticos y organizaciones de solidaridad con Palestina. Los asistentes portaron pancartas con mensajes como “Trump no es bienvenido”, “Haz que América piense otra vez” y “Donald Trump es un dictador”, junto con banderas palestinas y referencias al escándalo Epstein. Algunos participantes usaron disfraces satíricos, como una mujer vestida al estilo de la serie “El cuento de la criada”.
Jack Nevin, organizador de la protesta, señaló que aunque la visita de Trump fue anunciada con poca anticipación, lograron movilizar una coalición diversa para mostrar su rechazo. Criticó también que la visita, catalogada oficialmente como privada, incluya encuentros con autoridades como el primer ministro británico Keir Starmer y el líder del Gobierno escocés John Swinney.
En Aberdeen, decenas de personas se manifestaron cerca de la estatua de William Wallace, con discursos de activistas climáticos y defensores de derechos trans, así como de la diputada de los Verdes escoceses Maggie Chapman. Algunos portaban banderas palestinas y hubo un manifestante disfrazado con una gran cabeza de cartón piedra representando a Trump.
Nicola Seal, participante en la protesta, calificó al presidente como “amoral e inmoral” y expresó que su presencia en Escocia implica un gasto millonario en seguridad pública.
Mientras tanto, Trump permaneció en Turnberry, donde fue visto jugando golf bajo estricta seguridad. A pesar de que su viaje no es oficial, tiene programadas reuniones con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y con Keir Starmer. Además, inaugurará un segundo campo de golf en Aberdeen acompañado por su hijo Eric y se espera la presencia del ministro principal del Gobierno escocés, John Swinney.
El líder escocés ha defendido la visita argumentando que es una oportunidad para promover el turismo y el golf en Escocia, aunque su apoyo ha generado polémica en la sociedad local.