Djokovic y Ruud se suman a las quejas
El Abierto de Estados Unidos vuelve a traer un tema recurrente: el olor a marihuana. Novak Djokovic y Casper Ruud se unieron a las quejas de otros tenistas por el humo que invade las pistas en Nueva York.
«No soy un gran fan de ese olor, más bien de ese hedor», afirmó Djokovic en rueda de prensa. El serbio reconoció que, al ser legal, se debe aceptar, pero destacó que se percibe en entrenamientos y partidos.
Nueva York y la marihuana, una combinación común
El consumo de marihuana en Nueva York es cotidiano y visible. Obreros, cajeros y otros trabajadores la consumen desde temprano. A esto se suman turistas y locales que dejan el aroma durante todo el día.
El propio alcalde Eric Adams comentó con humor que la primera cosa que olía en la ciudad era marihuana, antes que la basura veraniega. Este fenómeno se ha vuelto parte de la experiencia urbana en la Gran Manzana.
Quejas recurrentes entre los tenistas de el Abierto de EE. UU.
Casper Ruud manifestó su incomodidad al relacionar su bajo rendimiento con el humo de la grada. “Es bien molesto estar jugando, cansado, y solo a pocos metros de ti ver a alguien fumando marihuana”, dijo a medios noruegos.
No es un hecho aislado. Tenistas como Nick Kyrgios, Alexander Zverev y Maria Sakari también han criticado la presencia de cannabis en las instalaciones del torneo en ediciones anteriores.
El marco legal que permite el consumo
El cannabis es legal en Nueva York desde marzo de 2021 para mayores de 21 años. Esta regulación incluye el cultivo y la venta de marihuana, aunque las tiendas todavía son limitadas. Por lo tanto, los tenistas deben convivir con este fenómeno durante el torneo.
A pesar de la legalidad, la presencia de marihuana en un recinto deportivo genera debate. Mientras el alcohol se vende a precios altos, el humo del cannabis se difunde libremente. Los organizadores y los jugadores esperan que, con el tiempo, se encuentre un equilibrio entre el ocio urbano y el rendimiento deportivo.
El Abierto de Estados Unidos continúa como escenario de competencia de alto nivel, pero también refleja la realidad social de Nueva York, donde la marihuana se ha convertido en un olor omnipresente que divide opiniones.
