El lunes se realizará la liberación de rehenes israelíes y prisioneros palestinos en una ceremonia en Jerusalén, con la presencia de destacadas figuras internacionales, entre ellas el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Asimismo, la reunión contará con la participación de representantes de más de 20 países, que vigilarán el proceso de paz.
El intercambio de prisioneros había sido una de las demandas centrales de ambas partes durante años, por lo que su cumplimiento es un paso positivo en el fin del conflicto.
Es importante destacar que Trump había sido criticado por su enfoque unilateral en temas clave como Jerusalén y los asentamientos israelíes, sin embargo, ha expresado en varias ocasiones su disposición a trabajar por la paz en la región. En el evento también participarán miembros de la Unión Europea, países árabes y potencias regionales, que expresaron su apoyo a la medida y subrayaron la necesidad de continuar con el diálogo. La Unión Europea, en particular, ha reiterado su compromiso con una solución de dos Estados como la única forma de lograr una paz duradera entre israelíes y palestinos.
En tanto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también se pronunció positivamente sobre la liberación, calificándola como un «primer paso hacia la reconciliación» y un «señal de que la diplomacia puede prevalecer».
En contraste, diversos grupos humanitarios y defensores de los derechos humanos advirtieron que este acuerdo no debe ser visto como una solución definitiva, sino como una oportunidad para reanudar las conversaciones de paz que han estado estancadas durante años.
Las tensiones entre las facciones palestinas, así como la política interna israelí, podrían complicar la implementación del acuerdo. Además, los grupos más radicales de ambos lados podrían intentar sabotear el proceso, lo que pone en evidencia lo delicado del equilibrio alcanzado.