Madagascar vive un momento de agitación política luego de que su presidente, Andry Rajoelina, huyera al extranjero durante un enfrentamiento con manifestantes liderados por jóvenes y fuerzas de seguridad. Tras la salida del mandatario, el ejercito tomó el control del país.

Fue el 25 de septiembre cuando estallaron las manifestaciones para acusar la escasez de agua y electricidad, pero rápidamente se convirtieron en un levantamiento por reclamos más amplios, como la corrupción, el mal gobierno y la falta de servicios básicos.

En una mega-protesta realizada en la Plaza 13 de Mayo de Antananarivo, los manifestantes acusaron al presidente de Madagascar de ser un “títere francés”, debido a su doble nacionalidad y al apoyo al antiguo colonizador del país.

El lunes, Rajoelina sorprendió al mundo al confirmar que estaba bajo resguardo “en un lugar seguro”, tras haber sido blanco de un intento de asesinato en medio de la agitación.

Según un comunicado, “ha habido intentos de matarme y conspiraciones de golpe. Un grupo de militares y políticos planeó asesinarme”, detalló.

El mandatario de 51 años explicó que tomó esa decisión tras recibir información sobre un complot y para evitar enfrentamientos entre las fuerzas armadas de Madagascar.

Por su parte, un funcionario de la oposición informó a Reuters que Rajoelina huyó del país el pasado domingo a bordo de un avión militar francés.

Tras ello, este martes el coronel Michael Randrianirina, líder de una poderosa unidad militar de élite que se negó a continuar disparando a los manifestantes y se unió a las protestas de la Gen-Z, como se denominan los jóvenes que llaman a la revuelta popular, dio a conocer que el ejército ya tomó el poder.

Cabe mencionar que en el país viven 30 millones de habitantes, de los que tres cuartas partes padecen pobreza.