El gobierno de Portugal aprobó, de la mano de la ultraderecha, restringir el acceso a la nacionalidad a los extranjeros, por lo que pasará a ser un país de brazos abiertos a uno de los más hostiles.
Lo anterior, tras avalar este martes cambios a la Ley de Nacionalidad, que harán más complicado conseguir el pasaporte portugués.
Tras ello, el presidente del partido de ultraderecha, Chega, declaró ante periodistas que se trata de “una gran victoria” para su partido. Y es que consiguió que se incluyeran dos de los tres puntos que había propuesto.
Sin embargo, explicó que no consiguió convencer al gobierno de Luís Montenegro de “la importancia de que quien cometa delitos de terrorismo, violación u homicidio pierda la nacionalidad”.
En contraste, sí alcanzó que se haga obligatorio que quien pida la nacionalidad tenga medios de subsistencia y no depender de subsidios.
El partido ya se alineó con el Ejecutivo para sacar adelante la reforma de la Ley de Extranjeros que entró en vigor la semana pasada con restricciones en la reagrupación militar de los migrantes y la limitación de los visados de residencia para los procedentes de países de lengua oficial portuguesa, entre otros.
