Al menos seis personas murieron y más de 430 resultaron heridas tras el tornado que devastó la ciudad de Rio Bonito do Iguaçu, en el estado de Paraná, al sur de Brasil. El fenómeno, con vientos de hasta 250 km/h, arrasó viviendas, volcó autos y dejó una escena de destrucción sin precedentes.

Según las autoridades, el tornado golpeó la región al final de la tarde del viernes y arrasó cerca del 90% de la ciudad, que cuenta con 14 mil habitantes. Imágenes aéreas muestran calles cubiertas de escombros y decenas de estructuras colapsadas.

El gobierno estadual confirmó además dos personas desaparecidas y declaró el estado de calamidad pública, lo que permitirá liberar recursos de emergencia. En tanto, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva expresó sus condolencias y envió un equipo federal para coordinar las labores de rescate.

“Es un escenario de guerra”, describió el coronel Fernando Schunig, director de Defensa Civil de Paraná, al advertir que podría haber más víctimas conforme avancen las operaciones.

Las autoridades habilitaron refugios para los damnificados en Laranjeiras do Sul, mientras el Instituto Nacional de Meteorología mantiene la alerta por tormentas severas en Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul.