El senador Luis Miguel Barbosa Huerta está decidido a destruir y acabar con la carrera política de Alejandra Barrales Magdaleno, presidenta nacional del PRD, al precio que sea.
Ya se lo dijo directamente, y en los hechos está cumpliendo su amenaza.
Porque la filtración de la propiedad de Barrales (un departamento de lujo en Miami con un valor de 14 millones 355 mil pesos) no es obra de la casualidad, ni de una minuciosa investigación periodística de Univisión.
Para nada, es parte de la guerra y el ataque que advirtió Barbosa.
Eso sí, “esto apenas comienza”, ha dicho la líder nacional del sol azteca.
Por lo que el enfrentamiento entre ambos senadores promete mucho, un nuevo escándalo para la historia.
Lo cierto es que el senador poblano está decidido a enfrentar a la líder de un partido que lo puso en donde está, que le ha dado fama y fortuna, y que lo podría haber hecho candidato al gobierno de su tierra natal.
Barbosa no es tonto, es perverso.
Sabedor de que el PRD está convertido en una piltrafa política en Puebla y en el resto del país, que su marca ya está devaluada y muy desgastada, decidió brincar como los clásicos chapulines de la política para colgarse de Morena y su líder.
Porque extrañamente hasta ahora el tehuacanense descubrió en Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al mecías que siempre sí puede salvar a México de la mafia en el poder.
Cosa curiosa para alguien que antes no se cansó de defenestrarlo por simpe interés político.
El caso es que Luis Miguel Barbosa está decidido a acabar con Alejandra Barrales incluso por encima del partido por el que es senador y con el que ha hecho toda clase de negocios.
Negocios, desde luego, que le permitieron hacerse dueño de la franquicia del PRD en Puebla por muchos, muchos años.
Negocios que siempre han sido custodiados por sus huestes.
Porque Barbosa no es ningún santo, ni un político honesto que guste de la transparencia y la congruencia.
Y sus propias declaraciones lo evidencian y acribillan públicamente.
Porque ahora resulta que acusa a Alejandra Barrales de estar violando los estatutos de su partido cuando sus subordinados y títeres en Puebla han hecho lo mismo todos estos años.
Y veamos si no:
Barbosa afirma que Alejandra Barrales viola el artículo 111 de los estatutos del PRD que señalan que ningún militante puede ser presidente del partido y tener un cargo de elección popular al mismo tiempo.
Pues miente.
Porque tanto Eric Cotoñeto Carmona como Socorro Quezada Tiempo, sus fieles vasallos, han sido dirigentes de su partido en Puebla y diputados al mismo tiempo, a pesar de la vigencia y exigencia de los estatutos de su partido.
En el caso de Cotoñeto, él fue presidente de su partido y diputado plurinominal de la LVIII Legislatura del Congreso del Estado (2011 a 2014) al mismo tiempo.
A Cotoñeto siempre le echaron en cara su dualidad como líder de su partido y servidor público, sin embargo hizo oídos sordos a los reclamos y a la flagrante violación a los estatutos de su partido pero se mantuvo en ambos puestos por órdenes de Barbosa.
Socorro Quezada actualmente incurre en la misma violación, es diputada de la LIX Legislatura (2014-2018) y dirigente del PRD, y nadie le había dicho nada porque contaba con la bendición de Barbosa, quien está a punto de quedarse sin la franquicia perredista en Puebla por su pleito con Alejandra Barrales.
¿Cómo puede hoy echarle en cara Barbosa a Barrales la supuesta violación de sus estatutos si él y su gente siempre se han pasado los ordenamientos perredistas por el arco del triunfo?
¿Dese cuándo se volvió un perredista honesto y escrupuloso con las normas que rigen el que dice sigue siendo partido?
De acuerdo a las exigencias de Barbosa entonces Socorro Quezada tendría que dejar la dirigencia porque es diputada local.
¿A quién quiere engañar Barbosa con sus ínfulas santonas?
¿Le convendrá a Morena un político de su estirpe, con su larga cola y su muy amplio negro historial?
¿Y así, mintiendo, quiere ser gobernador de Puebla?
Están claros los engaños de Barbosa.
En twitter: @poncharelazo